pero si el sol había ya salido, sí lo habrá. El ladrón restituirá; y si no tiene con qué, será vendido para pagar lo robado.
Números 35:27 - Biblia Martin Nieto y el vengador de sangre lo encuentra fuera del territorio de su ciudad de refugio, podrá matarlo sin ninguna responsabilidad, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello; Biblia Nueva Traducción Viviente y el vengador lo encuentra fuera de la ciudad y lo mata, su muerte no será considerada homicidio. Biblia Católica (Latinoamericana) y el vengador de la sangre lo encuentra fuera del límite de su ciudad de asilo, podrá matar al homicida, sin que le pidan cuenta por esa sangre. La Biblia Textual 3a Edicion y el vengador de la sangre° lo encuentra fuera del límite de su ciudad de refugio, y el vengador de la sangre mata al homicida, no será culpable de sangre, Biblia Serafín de Ausejo 1975 y el vengador de sangre lo encuentra fuera del límite de la ciudad de asilo y lo mata, no será responsable de la sangre derramada; Biblia Reina Valera Gómez (2023) y el vengador de la sangre le hallare fuera del término de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello: |
pero si el sol había ya salido, sí lo habrá. El ladrón restituirá; y si no tiene con qué, será vendido para pagar lo robado.
Si el homicida sale del territorio de la ciudad de asilo donde está refugiado
porque el homicida debe permanecer en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Solamente después de la muerte del sumo sacerdote podrá volver a la tierra donde tiene su heredad.
De esta manera no se derramará sangre inocente dentro de la tierra que el Señor, tu Dios, está para darte en posesión; de lo contrario, la sangre caería sobre ti.
de lo contrario, el vengador del homicida lo perseguirá y, si el camino fuese largo, lo alcanzaría y le daría muerte. Y, sin embargo, ese hombre no merecía la muerte, pues nunca había odiado a su víctima.