Sigue la historia de Jacob. José tenía diecisiete años cuando iba a apacentar el rebaño con sus hermanos, los hijos de Bihl_ y de Zilpa, mujeres de su padre. Y José contó a su padre la mala fama que tenían sus hermanos.
Mateo 18:31 - Biblia Martin Nieto Al ver sus compañeros lo ocurrido, se disgustaron mucho y fueron a contar a su señor todo lo que había pasado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Biblia Nueva Traducción Viviente »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. Biblia Católica (Latinoamericana) Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor. La Biblia Textual 3a Edicion Viendo pues lo ocurrido, sus consiervos se entristecieron mucho, y fueron a referir a su señor todo lo sucedido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al ver, pues, sus compañeros lo que había sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando sus consiervos vieron lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, dijeron a su señor todo lo que había pasado. |
Sigue la historia de Jacob. José tenía diecisiete años cuando iba a apacentar el rebaño con sus hermanos, los hijos de Bihl_ y de Zilpa, mujeres de su padre. Y José contó a su padre la mala fama que tenían sus hermanos.
¡Quién me brindara en el desierto un albergue de ambulantes! Abandonaría entonces a mi pueblo; me alejaría de él, porque son todos adúlteros, una pandilla de traidores.
El rey se entristeció, pero por el juramento y por los invitados ordenó que se la dieran,
El empleado, al salir, se encontró con uno de sus compañeros que le debía un poco de dinero; lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Paga lo que debes!
Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara la deuda.
Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
Entonces, mirándolos indignado y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: 'Extiende tu mano'. La extendió y quedó sana.
El criado regresó y se lo contó a su amo. El amo, irritado, dijo a su criado: Sal de prisa a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a los pobres y a los inválidos, a los ciegos y a los cojos.
Me da vergüenza decirlo: todo esto hace creer que me he portado con demasiada debilidad con vosotros. Pero de lo que otro se atreva a presumir -hablo a lo loco-, también yo.
Obedeced a vuestros jefes y estadles sumisos, porque ellos cuidan de vuestras vidas, de las cuales deberán dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no con lágrimas, lo que no os beneficiaría nada.
Acordaos de los presos, de los que sufren torturas, como si estuvieseis en su mismo cuerpo.