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Levítico 14:29 - Biblia Martin Nieto

El aceite que le queda en la palma de la mano lo verterá sobre la cabeza del que se está purificando, haciendo sobre él el rito de absolución delante del Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

Y lo que sobre del aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica, para reconciliarlo delante de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El sacerdote untará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que está siendo purificado. Mediante este proceso, el sacerdote purificará a la persona ante el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Derramará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que se purifica, haciendo reparación por él ante Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el resto del aceite que está sobre la palma del sacerdote, lo pondrá sobre la cabeza del que ha sido purificado, para hacer expiación a favor de él en presencia de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El sacerdote pondrá el aceite que todavía le quede en la palma de la mano sobre la cabeza del que ha de purificarse y celebrará el rito de la expiación por él ante Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y lo que sobrare del aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que ha de ser purificado, para hacer expiación por él delante de Jehová.

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Levítico 14:29
8 Tagairtí Cros  

El aceite que le queda en la palma de la mano lo verterá sobre la cabeza del que se está purificando. De esta manera el sacerdote habrá cumplido sobre él el rito de absolución delante del Señor.


y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la ofrenda. El sacerdote hará sobre él el rito de absolución y quedará puro.


Con aceite del que le queda en la palma de la mano izquierda le untará el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho en el mismo lugar en que puso la sangre del sacrificio de reparación.


De los dos pichones o de las dos tórtolas, según hayan sido sus posibilidades,


Por ellos yo me consagro a ti, para que también ellos sean consagrados en la verdad'.


Es él, Jesucristo, el que ha venido con agua y sangre; no sólo con agua, sino con agua y sangre. Y es el Espíritu el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.