Cuando por la mañana me fui a levantar para dar el pecho a mi hijo, lo encontré muerto. Pero, examinándole luego atentamente a la luz del día, vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz'.
Lamentaciones 4:3 - Biblia Martin Nieto Hasta los chacales presentan las ubres, dan de mamar a sus cachorros; las hijas de mi pueblo se han hecho crueles como las avestruces del desierto. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Aun los chacales dan la teta, y amamantan a sus cachorros; La hija de mi pueblo es cruel como los avestruces en el desierto. Biblia Nueva Traducción Viviente Hasta los chacales amamantan a sus cachorros, pero mi pueblo Israel no lo hace; ignoran los llantos de sus hijos, como los avestruces del desierto. Biblia Católica (Latinoamericana) Hasta los chacales descubren el pezón
y dan de mamar a sus cachorros;
la Hija de mi pueblo se ha vuelto tan cruel
como los avestruces del desierto. La Biblia Textual 3a Edicion g Hasta los chacales ofrecen la teta para amamantar sus crías, Pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como el avestruz° del desierto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Guímel. Hasta los chacales ofrecen las ubres para dar de mamar a sus crías; la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como las avestruces del desierto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Aun los monstruos marinos sacan la teta, y amamantan a sus chiquitos: La hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces en el desierto. |
Cuando por la mañana me fui a levantar para dar el pecho a mi hijo, lo encontré muerto. Pero, examinándole luego atentamente a la luz del día, vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz'.
Las hienas aullarán en sus torres vacías, en sus lujosos palacios los chacales. Su hora está cercana, no se alargarán sus días.
Espinas crecerán en sus palacios, cardos y abrojos en sus fortalezas, será una guarida de chacales, morada de avestruces.
¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaría de ti.
Le haré comer la carne de sus hijos y la de sus hijas, y se devorarán mutuamente en la extrema angustia del asedio y en medio de los apuros con que les estrujarán sus enemigos, los que buscan su muerte.
Mira, Señor, y considera: ¿a quién has tratado alguna vez así? ¡Ay! ¡Las madres han comido a sus vástagos, a los hijos de sus caricias! ¡Fueron asesinados en el santuario del Señor sacerdote y profeta!
Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: ellos les sirvieron de comida en la ruina de la hija de mi pueblo.
Los padres devorarán a sus hijos en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres. Ejecutaré contra ti la sentencia y esparciré a todos los vientos lo que aún quede de ti.