Sin embargo, volvieron a hacerme la misma invitación por cuatro veces; y yo les di siempre la misma respuesta.
Jueces 16:10 - Biblia Martin Nieto Dalila dijo a Sansón: 'Te has burlado de mí, me has mentido. Dime, por favor, cómo habría que atarte'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado. Biblia Nueva Traducción Viviente Después Dalila le dijo: —¡Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras! Así que, por favor, dime cómo es posible amarrarte sin que te liberes. Biblia Católica (Latinoamericana) Dalila dijo a Sansón: 'Te burlaste de mí y me contaste mentiras. Dime con qué hay que amarrarte'. La Biblia Textual 3a Edicion Y Dalila dijo a Sansón: Mira, me has engañado y me has dicho mentiras. Ahora te ruego que me declares cómo se te puede atar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo entonces Dalila a Sansón: 'Te has burlado de mí y me has dicho una mentira. Por favor, dime ahora con qué habría que atarte'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme pues, ahora, yo te ruego, cómo podrás ser atado. |
Sin embargo, volvieron a hacerme la misma invitación por cuatro veces; y yo les di siempre la misma respuesta.
No des falso testimonio contra tu prójimo, ni engañes con tus labios.
Vienen a ti en masa, mi pueblo se sienta delante de ti, escucha tus palabras; pero luego no las ponen en práctica, porque tienen en su boca la mentira y su corazón va tras la ganancia injusta.
Él respondió: 'Si me atasen fuertemente con sogas nuevas que nunca se hayan usado, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera'.
Dalila dijo a Sansón: 'Te has burlado de mí, me has mentido. Dime cómo habría que atarte'. Él respondió: 'Si me entretejes las siete trenzas de mi cabeza con hilos y las sujetas con un clavo de tejedor, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera'.
Sansón le contestó: 'Si me atasen con siete cuerdas humedecidas, sin dejarlas secar, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera'.
Tenía gentes escondidas en su habitación, y le gritó: '¡Sansón, los filisteos!'. Él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa quemado, y así no se conoció el secreto de su fuerza.