El que me odia a mí odia también a mi Padre.
El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.
Cualquiera que me odia a mí también odia a mi Padre.
El que me odia a mí, odia también a mi Padre.
El que me aborrece, también a mi Padre aborrece.
El que a mí me odia, también odia a mi Padre.
'Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían culpa; pero ahora no tienen excusa para su pecado.
Si no hubiera hecho ante ellos obras que nadie ha hecho, no tendrían culpa. Pero han visto esas obras y, a pesar de todo, me odian a mí y a mi Padre.
El que niega al Hijo, no tiene al Padre; el que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
El que se sobrepasa y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; pero el que permanece en la doctrina tiene al Padre y al Hijo.