Siempre mi queja es una rebelión; su mano pesa sobre mis suspiros.
Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido.
«Hoy mi queja todavía es amarga, y me esfuerzo por no gemir.
Hoy aún es rebelde mi queja, no puede mi mano acallarla en mi boca.
Aun hoy es amarga mi queja, Pues mi llaga° agrava mis gemidos.
Hoy también mi queja es rebelión; su mano pesa sobre mis gemidos.
Hoy también hablaré con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido.
Mi alma siente asco de mi vida; quiero dar libre curso a mis lamentos, derramaré la amargura de mi alma.
si te revelase los secretos de la sabiduría, que desbaratan toda sagacidad! Sabrías entonces que Dios calla incluso parte de tus pecados.
Job respondió:
¡Oh, si supiera yo cómo alcanzarle, cómo llegar hasta su trono!
pues a su pecado añade rebeldía; contra nosotros bate palmas y multiplica sus palabras contra Dios'.
Por eso no cerraré mi boca, voy a quejarme en la amargura de mi alma.
de día y de noche tu mano pesaba sobre mí, mi savia se secaba al ardor del verano.
Siéntese solitario, en silencio, si el Señor se lo impone;
'Hijo de hombre, mira, voy a quitarte, de improviso, la delicia de tus ojos; pero tú no te lamentes, no llores, no dejes correr tus lágrimas.