Sabes muy bien que yo no soy culpable y que nadie me puede salvar de tus manos.
Job 23:11 - Biblia Martin Nieto A sus pasos se ha adherido mi pie, he seguido sin desviarme su camino. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues he permanecido en las sendas de Dios; he seguido sus caminos y no me he desviado. Biblia Católica (Latinoamericana) Mis pies han pisado sus huellas,
he seguido su camino sin desviarme;' La Biblia Textual 3a Edicion Mis pies han seguido fielmente sus huellas,° He guardado su camino sin torcerme, Biblia Serafín de Ausejo 1975 A sus huellas se ha ajustado mi pie, he seguido su camino sin desviarme, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mis pies han seguido sus pisadas; guardé su camino, y no decliné. |
Sabes muy bien que yo no soy culpable y que nadie me puede salvar de tus manos.
Pero el justo se asegura en su camino, y el de manos limpias su ánimo redobla.
Si del camino recto se apartaron mis pasos, si mi corazón corrió tras de mis ojos y a mis manos se pegó mancha alguna,
Tendría entonces al menos un consuelo, una efusión de gozo en mis males sin piedad; el no haber eludido los preceptos del santo.
Los orgullosos se han burlado bien de mí, pero yo no me he apartado de tu ley.
pero a los desviados por senderos tortuosos hazles correr la suerte de los criminales. Paz a Israel.
no he circulado nunca al margen de las leyes, mis pasos no vacilaron jamás por tus caminos.
Todo esto nos llegó sin haberte olvidado, sin haber traicionado tu alianza,
sin haber vuelto atrás el corazón, sin haber desviado los pies de tu camino;
Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia, no la olvides, no te apartes de las palabras de mi boca.
la vida eterna a los que, mediante la perseverancia en las buenas obras, buscan la gloria, el honor y la inmortalidad;
Nos sentimos orgullosos de que nuestra conciencia nos asegure que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con vosotros, con la sencillez y la sinceridad que Dios da, y no por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios.
Vosotros sois testigos, y también Dios, de que nos comportamos con vosotros, los creyentes, de una manera noble, justa e irreprochable.