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Job 2:9 - Biblia Martin Nieto

Su mujer le dijo: '¿Todavía perseveras en tu rectitud? ¡Maldice a Dios y muere!'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Su esposa le dijo: «¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces su esposa le dijo: '¿Todavía perseveras en tu fe? ¡Maldice a Dios y muérete!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces le dijo su mujer: ¿Aún te aferras a tu integridad? ¡Maldice° a ’Elohim y muérete!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le dijo su mujer: '¿Todavía sigues empeñado en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces su esposa le dijo: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete.

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Job 2:9
13 Tagairtí Cros  

El hombre respondió: 'La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí'.


La mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió.


En su ancianidad ellas le desviaron el corazón hacia dioses extranjeros, de modo que su corazón no fue enteramente del Señor como lo fue el corazón de su padre David.


Aún estaba hablando con ellos, cuando el rey bajó adonde él estaba y le dijo: 'Esta desgracia procede del Señor. ¿Qué más puedo esperar de él?'.


Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes. ¡Verás si no te maldice a la cara!'.


Pero él respondió: 'Hablas como una mujer necia. Si se acepta de Dios el bien, ¿no se ha de aceptar el mal?'. En todo esto no pecó Job con sus labios.


Y el Señor dijo a Satán: '¿Has reparado acaso en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él, hombre recto, íntegro, temeroso de Dios y apartado del mal. Aún sigue firme en su entereza; en vano me has incitado contra él para arruinarlo'.


Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne. Verás si no te maldice a la cara'.


Job, con un cascote de teja para rascarse, fue a sentarse sobre las cenizas.


Blasfemó y maldijo el nombre del Señor. Su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan.


Habéis dicho: 'Es inútil servir a Dios; ¿qué hemos ganado con guardar sus mandamientos o con andar en duelo ante el Señor todopoderoso?


Ella le estuvo llorando los siete días que duraba la fiesta. Tanto le insistió que, por fin, al séptimo día se lo explicó, y ella dio a sus paisanos la solución del acertijo.