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Jeremías 48:28 - Biblia Martin Nieto

¡Abandonad las ciudades, retiraos a las rocas, habitantes de Moab! Sed como la paloma que pone su nido en las paredes de los precipicios.

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Biblia Reina Valera 1960

Abandonad las ciudades y habitad en peñascos, oh moradores de Moab, y sed como la paloma que hace nido en la boca de la caverna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Ustedes, habitantes de Moab, huyan de sus ciudades y vivan en cuevas. Escóndanse como palomas que anidan en las hendiduras de las rocas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Salgan de las ciudades y váyanse a los cerros, habitantes de Moab. Imiten a las palomas, que hacen sus nidos al borde del precipicio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Dejad las ciudades y habitad en peñascos, Oh moradores de Moab! Sed como la paloma que anida al borde del precipicio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dejad las ciudades, morad en las rocas, habitantes de Moab. Sed como la paloma que anida en las paredes de un barranco.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Abandonad las ciudades, y habitad en las rocas, oh moradores de Moab; y sed como la paloma que hace su nido a los lados de la boca de la caverna.

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Jeremías 48:28
10 Tagairtí Cros  

Esperó otros siete días, y de nuevo soltó la paloma, que ya no volvió más.


Paloma mía, en las grietas de las peñas, en escarpados escondrijos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz, porque tu voz es dulce y tu rostro encantador'.


Se meterán en las grietas de las rocas, en los antros de la tierra ante el terror del Señor y su imponente majestad, cuando venga a hacer temblar la tierra.


Dad una tumba a Moab, porque está totalmente devastada. Sus ciudades son como un desierto: nadie ya habita en ellas.


El infundir terror y la soberbia de tu corazón te han engañado, tú que habitas en las cuevas de las rocas y te agarras a las vetas de los montes. Aunque pusieses tu nido en lo alto, como el águila, de allí te precipitaría -dice el Señor-.


Huid, volved la espalda, refugiaos en sitios escondidos, habitantes de Dedán; pues voy a traer sobre Esaú su ruina, la hora de su castigo.


La mano de Madián pesó fuertemente sobre Israel. Para escapar de Madián, los israelitas se sirvieron de las cuevas, cavernas y refugios de los montes.


Los israelitas se vieron en las últimas, pues estaban cercados, y el pueblo se escondió en las grutas, en las cavernas, entre las rocas, en subterráneos y en cisternas;