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Jeremías 38:19 - Biblia Martin Nieto

El rey Sedecías dijo a Jeremías: 'Tengo miedo a los judíos que se han pasado a los caldeos; si caigo en sus manos me maltratarán'.

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Biblia Reina Valera 1960

Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Pero tengo miedo de rendirme —dijo el rey—, porque los babilonios me pueden entregar a los judíos que desertaron para unirse a ellos. ¡Y quién sabe qué me harán!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Sedecías dijo a Jeremías: 'Les tengo miedo a los judíos que se han pasado a los caldeos; pues si me entregan a ellos, se vengarán de mi persona.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El rey Sedequías dijo a Jeremías: Tengo temor de los judíos que desertaron a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'Estoy preocupado -dijo el rey Sedecías a Jeremías- por causa de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en su mano y se burlen de mí'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el rey Sedequías dijo a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.

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Jeremías 38:19
17 Tagairtí Cros  

Los correos recorrieron ciudad tras ciudad la tierra de Efraín y Manasés, llegando hasta Zabulón; pero las gentes se reían y se burlaban de ellos.


Cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod se enteraron de que la restauración de la muralla de Jerusalén adelantaba y que habían empezado a taparse las brechas, se enfurecieron enormemente


porque temiese el rumor de las gentes o el desprecio de las familias me espantase, hasta quedar callado, sin salir de mi puerta?


El temer delante de los hombres es un lazo, el que confía en el Señor está seguro.


¿De quién tienes miedo, a quién temes, para haber renegado así de mí, sin acordarte más de mí, ni llevarme en tu corazón? Yo me callaba, cerraba los ojos; por eso no temías.


Tú me has seducido, Señor, y yo me he dejado seducir; has sido más fuerte que yo, me has podido. Me he convertido en irrisión continua, todos se burlan de mí.


Mira, todas las mujeres que han quedado en el palacio del rey de Judá serán llevadas a los generales del rey de Babilonia, y serán ellas las que exclamarán: ¡Te han engañado, han podido contigo tus buenos amigos! ¡Tus pies han hundido en el fango y ellos te han dado la espalda!


El rey Sedecías respondió: 'En vuestras manos está, puesto que el rey no puede nada contra vosotros'.


Al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los que se habían rendido a él y a la gente restante, Nebuzardán, jefe de la escolta real, los deportó a Babilonia.


A pesar de todo, muchos, aun de los mismos jefes, creyeron en él; pero por miedo a los fariseos no lo confesaban, para que no los expulsaran de la sinagoga,


En medio de su alegría, dijeron: 'Que traigan a Sansón para que nos divierta'. Lo sacaron de la cárcel y se divirtieron con él. Lo habían puesto entre las columnas.


Él llamó rápidamente a su escudero y le dijo: 'Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: le mató una mujer'. Su escudero lo atravesó, y murió.


Saúl dijo a Samuel: 'He pecado traspasando la orden del Señor y tus palabras, porque temí al pueblo y accedí a sus palabras.


Entonces Saúl dijo a su escudero: 'Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí'. Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces Saúl agarró su espada y se echó sobre ella.