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Isaías 9:12 - Biblia Martin Nieto

Pero el pueblo no ha vuelto hacia aquel que le hiere; no ha buscado al Señor omnipotente.

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Biblia Reina Valera 1960

del oriente los sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los arameos desde el oriente y los filisteos desde el occidente sacarán sus colmillos y devorarán a Israel. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mas el pueblo no se ha vuelto hacia el que le pegaba, no se ha preocupado de Yavé de los ejércitos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

A los sirios° desde el levante° Y a los filisteos desde el poniente,° Para que a boca llena devoren a Israel; Y con todo, no se aplaca su ira: Su mano sigue extendida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero el pueblo no se volvió a quien lo hería, no buscaron a Yahveh Sebaot.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

del oriente los sirios, y los filisteos del poniente; y con su boca devorarán a Israel. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.

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Isaías 9:12
25 Tagairtí Cros  

En aquella ocasión, el rey de Edón recuperó Elat para Edón, echando de Elat a los judíos; y los edomitas tomaron Elat, y se establecieron en ella hasta el presente.


Los filisteos se extendieron por las ciudades de la tierra baja, Ayalón, Guederot, Socó y sus anejos, Timná y sus anejos, y se establecieron en ellas.


porque ellos devoraron a Jacob y devastaron su morada.


No queda más que doblegarse entre los prisioneros o sucumbir con los muertos. Y con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido.


sino que caerán, a occidente, sobre las costas de los filisteos, y juntos saquearán a los hijos de oriente; se apoderarán de Edón y de Moab, y los hijos de Amón serán sus súbditos.


¡Ay de los que bajan a Egipto en busca de ayuda!; de los que confían en caballos y ponen su esperanza en el número de sus carros y en la fuerza de sus jinetes, pero no han puesto sus ojos en el Santo de Israel ni han consultado al Señor.


Por eso la ira del Señor se ha encendido contra su pueblo, extendió su mano contra él y lo hirió; temblaron los montes; sus cadáveres fueron como carroña en medio de las calles. Con todo, su cólera no ha amainado; su mano aún está extendida.


Que la maldad arde como fuego; devora los cardos, los abrojos y prende los bardales del bosque, levantando remolinos de humo.


Derrama tu furor sobre las naciones que no te conocen, sobre los pueblos que tu nombre no invocan, porque han devorado a Jacob, lo han consumido y han devastado su morada.


Yo los he aventado con el bieldo por las ciudades del país; he privado de hijos a mi pueblo, lo he aniquilado, porque no desiste de seguir sus caminos.


Sólo que, al llegar a nuestra tierra Nabucodonosor, rey de Babilonia, dijimos: Vámonos a Jerusalén, para escapar del ejército de los caldeos y de los sirios, y nos hemos establecido en Jerusalén'.


Por eso, vestíos de sacos, lamentaos, gemid, porque no se retira de nosotros la ardiente ira del Señor.


Entonces yo extendí mi mano contra ti, reduje tu ración y te abandoné a merced de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de tu conducta descarada.


Extenderé mi mano sobre ellos y dejaré su tierra desierta y desolada, desde el desierto hasta Ribla, dondequiera que habiten, y sabrán que yo soy el Señor'.


La arrogancia de Israel testifica contra él, pero no vuelven al Señor, su Dios; a pesar de ello, no le buscan.


Envié contra vosotros una peste como la de Egipto, maté a espada a vuestra juventud e hice subir el mal olor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


Causé entre vosotros desastres como los causó el Señor en Sodoma y Gomorra, y fuisteis como un tizón salvado de un incendio; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


Yo no os dejé nada que llevar a la boca en todas vuestras ciudades, os dejé sin pan en todos vuestros lugares, ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


Dos o tres ciudades iban corriendo a otra para beber agua, y no apagaban la sed; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


Herí con tizón y añublo vuestros jardines y vuestras viñas; vuestras higueras y vuestros olivos los devoró la langosta, ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


los que se apartan del Señor y no le buscan ni se preocupan de él.


No ha escuchado la voz, no ha aprendido la lección, no ha puesto su confianza en el Señor, no ha acudido a su Dios.


Pero aquel día montaré en cólera contra él, lo abandonaré y me esconderé de él. Un cúmulo de males y desgracias lo asaltará para devorarlo. Entonces dirá: Mi Dios ya no está conmigo; por eso me ocurren estas desgracias.