que sus tierras se vuelvan un desierto, que en sus tiendas no haya quien habite;
Isaías 53:4 - Biblia Martin Nieto Con todo, eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que le pesaban, mientras nosotros le creíamos azotado, herido por Dios y humillado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados! Biblia Católica (Latinoamericana) Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba,
eran nuestros dolores los que le pesaban.
Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado, La Biblia Textual 3a Edicion Él mismo° cargó° con nuestras enfermedades y llevó° nuestros dolores; Y nosotros lo consideramos como herido, azotado y humillado por ’Elohim. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En verdad, él llevó nuestras enfermedades, y nuestros dolores él se los cargó. ¡Y nosotros lo teníamos por un castigado, y humillado golpeado por Dios! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. |
que sus tierras se vuelvan un desierto, que en sus tiendas no haya quien habite;
porque han perseguido al que tú heriste y han aumentado los sufrimientos de tus víctimas.
Pero el Señor quiso destrozarlo con padecimientos. Si él ofrece su vida por el pecado, verá descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá gracias a él.
El macho cabrío sobre el que haya caído la suerte de Azazel será presentado vivo delante del Señor, para hacer sobre él el rito de absolución y mandarlo al desierto, donde está Azazel.
Espada, despiértate contra mi pastor y contra el hombre de mi compañía, palabra del Señor omnipotente. Hiere al pastor y las ovejas se dispersarán, yo volveré mis manos aún contra los más débiles.
Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo; y comenzó a sentir tristeza y angustia.
para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías: Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
Los judíos respondieron: 'Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se hace hijo de Dios'.
el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Cristo nos liberó de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros, como dice la Escritura: Maldito el que está colgado en un madero,
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan.
él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.
Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual;
Él se ofrece en expiación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.