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Isaías 40:7 - Biblia Martin Nieto

La hierba se seca, la flor se marchita, cuando el soplo del Señor le llega. ¡Sí, el pueblo es la hierba!

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Biblia Reina Valera 1960

La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La hierba se seca y las flores se marchitan bajo el aliento del Señor. Y así sucede también con los seres humanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La hierba se seca y la flor se marchita cuando sobre ella pasa el soplo de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Sécase la hierba, marchítase la flor, Cuando el aliento de YHVH sopla sobre ellos. ¡En verdad el pueblo es hierba!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Se seca la hierba, se marchita la flor cuando el viento de Yahveh sopla sobre ella. Pues el pueblo es hierba.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

La hierba se seca, y la flor se marchita; porque el Espíritu de Jehová sopla en ella. Ciertamente hierba es el pueblo.

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Isaías 40:7
15 Tagairtí Cros  

como la flor brota y se marchita luego, y huye como una sombra sin pararse.


Bajo el soplo de Dios perecen éstos, por el viento de su ira son aniquilados.


Una paja es para él la maza, se ríe del fragor de las lanzas.


Pues mis días se disipan como el humo, y mis huesos queman como brasas;


Los días del hombre son como la hierba, como la flor del campo así florece;


la azota el viento y deja de existir, ni se sabe siquiera dónde estaba.


Los arrebatas como un sueño mañanero, son semejantes a la hierba que brota:


sale y florece a la mañana, y a la tarde se marchita y se seca.


juzgará con justicia a los débiles, y con rectitud a los pobres del país; al tirano herirá con la vara de su boca, matará al criminal con el soplo de sus labios.


Sus habitantes, impotentes, espantados y confusos, eran como la hierba del campo, como el verdor del césped, como los brotes de los tejados, agostados por el viento del este.


Apenas plantados, apenas sembrados, apenas arraigado en la tierra su brote, sopla sobre ellos y se secan, y un torbellino se los lleva como paja.


Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de Adán, condenado a la suerte del heno?


Esperabais mucho, y resultó poco; lo llevasteis a casa, y yo os lo he dispersado con mi soplo. ¿Por qué?, palabra del Señor todopoderoso. Porque mi casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros sólo se preocupa de su propia casa.


y el rico de su humillación, porque pasará como la flor del heno.


El sol ardiente se levanta y seca el heno, se marchita la flor y desaparece su belleza; así se marchitará el rico en sus empresas;