Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, fue y exterminó a toda la familia real.
Isaías 3:12 - Biblia Martin Nieto Niños dominan a mi pueblo, mujeres lo gobiernan. Pueblo mío, tus conductores te extravían, pervierten la senda de tus pasos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos. Biblia Nueva Traducción Viviente Líderes inmaduros oprimen a mi pueblo, y las mujeres lo gobiernan. Oh pueblo mío, tus líderes te engañan; te llevan por el camino equivocado. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé se instala en su tribunal,
y se pone de pie para juzgar a su pueblo. La Biblia Textual 3a Edicion Los opresores de mi pueblo son muchachos,° Y las mujeres° se enseñorean de él. ¡Oh pueblo mío, los que te conducen te hacen errar, Y enmarañan el trazado de tus sendas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A mi pueblo lo esquilma un chiquillo, mujeres lo dominan. Pueblo mío, tus guías te engañan, la ruta de tus sendas embrollan. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos. |
Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, fue y exterminó a toda la familia real.
Un príncipe falto de sentido multiplica las extorsiones, el que aborrece la avaricia prolongará sus días.
Ay de ti, tierra, que tienes por rey un niño, y cuyos príncipes banquetean desde la mañana!
El Señor ha vertido en medio de ellos un espíritu de vértigo, y descarrían a Egipto en todas sus acciones, como se tambalea un borracho que vomita.
Esto dice el Señor Dios, tu Dios, que defiende la causa de su pueblo: Mira, yo quito de tu mano la copa del vértigo, el cáliz de mi cólera; no volverás a beber más de él.
Los profetas profetizan mentiras, los sacerdotes enseñan con su mal ejemplo. ¡Y mi pueblo en ello se complace! Mas ¿qué haréis cuando llegue el fin?
Esto dice el Señor sobre los profetas que engañan a mi pueblo; cuando tienen algo que masticar entre sus dientes, entonces gritan: '¡Paz!', pero a quien no les pone nada en la boca le declaran la guerra.
Ése es tu ejército: como mujeres en medio de ti; las puertas de tu país se abren francas ante el enemigo, el fuego devora tus cerrojos.
Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo'.
'¡A y de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de Dios a los hombres! ¡No entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!