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Isaías 24:12 - Biblia Martin Nieto

No queda más que desolación en la ciudad; la puerta está hecha pedazos.

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Biblia Reina Valera 1960

La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La ciudad ha quedado en ruinas, sus puertas echadas abajo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La ciudad es ahora sólo ruinas y la plaza se ha quedado sin vida, desierta.)

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La Biblia Textual 3a Edicion

En la ciudad sólo quedan escombros; Sus puertas han sido heridas con la ruina.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Sólo queda en la ciudad desolación; triturada está la puerta como escombrera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

En la ciudad quedó desolación, y con destrucción fue herida la puerta.

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Isaías 24:12
12 Tagairtí Cros  

Aúlla, puerta; ciudad, grita; tiembla, Filistea entera; porque del norte llega una humareda, y nadie de sus huestes se rezaga.


Pues el palacio está desierto, el bullicio de la ciudad ha enmudecido, el Ofel y la torre de guardia se han convertido para siempre en cavernas, en solaz de los asnos salvajes y pasto de los rebaños.


(Como granizo, el bosque se derrumbará, y la ciudad se hundirá totalmente).


Yo marcharé delante de ti, allanando las alturas; destrozaré las puertas de bronce, haré pedazos los barrotes de hierro.


¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?


¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada.


Los caminos de Sión están en duelo, pues nadie ya viene a sus fiestas; todas sus puertas asoladas, gimiendo sus sacerdotes, sus doncellas en pena, toda, ay, repleta de amargura.


Yacen sus puertas hundidas en la tierra; él quebró sus barrotes. Su rey y sus príncipes están entre las gentes; ¡ya no hay ley! Y tampoco sus profetas tienen visiones del Señor.


por el monte Sión, que está desolado, y en el que merodean los chacales.


¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha llegado la desgracia de parte del Señor a las puertas de Jerusalén.


Porque su herida es incurable, hasta Judá ha llegado; ha herido hasta la capital de mi pueblo, hasta Jerusalén.


El rey, entonces, se irritó, mandó sus tropas a exterminar a aquellos asesinos e incendió su ciudad.