Lot alzó sus ojos y vio toda la llanura del Jordán enteramente regada -esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra-, y aquella llanura hasta Soar era como el jardín del Señor y como el país de Egipto.
Isaías 15:5 - Biblia Martin Nieto Mi corazón gime por Moab; sus fugitivos están ya en Soar, en Egla-Selisiyá. La subida de Lujit la suben llorando; por el camino de Joronáyim, lanzan gritos de angustia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim. Biblia Nueva Traducción Viviente Mi corazón llora por Moab. Su pueblo huye a Zoar y a Eglat-selisiya. Sube llorando por el camino a Luhit. Se pueden oír sus gritos de angustia a lo largo del camino a Horonaim. Biblia Católica (Latinoamericana) Mi corazón está de duelo por Moab,
por sus fugitivos que llegan hasta Soar.
Por la cuesta de Luhit
suben llorando,
por el camino de Joronaim
lanzan gritos desgarradores. La Biblia Textual 3a Edicion Mi corazón clama por Moab; Sus fugitivos se extienden hasta Zoar, hasta Eglat. Por la cuesta de Luhit suben llorando, Por el camino de Horonaim lanzan gritos de quebranto, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mi corazón grita por Moab. Sus fugitivos, hasta Soar: Eglat Selisiyá. La cuesta de Lujit se la suben llorando; por el camino de Joronáin lanzan gritos desgarrados, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim. |
Lot alzó sus ojos y vio toda la llanura del Jordán enteramente regada -esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra-, y aquella llanura hasta Soar era como el jardín del Señor y como el país de Egipto.
declararon la guerra a Berá, rey de Sodoma; a Birsa, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Admá; a Seméber, rey de Seboín; y al rey de Bela, o sea, de Soar.
¡Pronto! Escápate allá, porque yo no podré hacer nada hasta que tú no hayas llegado'. Por eso aquella ciudad se llama Soar.
Todo el mundo lloraba a voz en grito. El rey estaba de pie en el torrente Cedrón, y todo el pueblo desfiló delante de él por el camino que lleva al desierto.
David subía la pendiente de los olivos; subía llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos, y todo el pueblo que le acompañaba iba también con la cabeza cubierta y llorando.
Pero ahora el Señor dice: En tres años -tres años como los de un jornalero- el esplendor de Moab, con toda su enorme multitud, será humillado; y los supervivientes serán pocos, débiles e impotentes.
Porque es un día de consternación, de opresión y pánico por obra del Señor Dios todopoderoso. En el valle de la Visión los muros se desploman, y hasta la montaña llegan los gritos.
Sus pies corren hacia el crimen y se apresuran a derramar sangre inocente; sus planes son criminales; sólo devastación y ruina por donde pasan.
Si no escucháis este aviso, mi alma llorará en secreto por vuestro orgullo; llorará sin descanso y mis ojos derramarán lágrimas, porque el rebaño del Señor es conducido al cautiverio.
A pesar de todo, yo no te he insistido para que adelantases el desastre; no he deseado el día de la desgracia, tú lo sabes; lo que ha salido de mis labios está ante tu presencia.
¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! ¡Cómo sufro! ¡Entretelas de mi corazón! El corazón se me salta; ya no puedo callarme porque he oído el sonido del clarín, el clamor de guerra.
Se anuncia desastre tras desastre, todo el país está arrasado. De golpe han sido destruidas mis tiendas, en un instante mis pabellones.
¡Ay!, la cuesta de Lujit la suben llorando; ¡ay!, por la bajada de Joronáyim se oyen gritos de angustia.
Al estruendo de la caída de Babilonia se estremece la tierra y el eco resuena entre las naciones.
Y yo voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, un cubil de chacales; y de las ciudades de Judá un desierto, donde nadie habite.
¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camós! Ha abandonado sus hijos a la fuga, y sus hijas a la esclavitud, a manos de Sijón, rey de los amorreos.