Abrán atravesó el país hasta el lugar de Siquén, hasta la encina de Moré. Los cananeos habitaban entonces en el país.
Isaías 1:30 - Biblia Martin Nieto Pues quedaréis igual que un terebinto de hojas marchitas, lo mismo que un jardín que ya no tiene agua. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Biblia Nueva Traducción Viviente Serás como un gran árbol con las hojas marchitas, como un jardín sin agua. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ustedes serán como una encina a la que se le caen las hojas,
y como un jardín al que le falta agua. La Biblia Textual 3a Edicion Porque seréis como encina de hoja seca, Y como huerto al que le faltan aguas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues seréis como terebinto de follaje marchito, y como jardín que carece de agua. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque seréis como la encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le falta el agua. |
Abrán atravesó el país hasta el lugar de Siquén, hasta la encina de Moré. Los cananeos habitaban entonces en el país.
Haré de ella un desierto; no será más podada ni escardada; toda será cardos y abrojos; y mandaré a las nubes que no dejen caer más lluvia sobre ella.
El Señor será tu guía siempre, en los desiertos saciará tu hambre, a tus huesos infundirá vigor, y tú serás como un huerto regado, cual manantial de agua, de caudal inagotable.
Todos nosotros éramos inmundicias, y todas nuestras obras buenas como un lienzo manchado. Todos hemos caído como hojas, y nuestras iniquidades nos barren como el viento.
No hubo nadie que invocara tu nombre, que despertara para apoyarse en ti, pues tú habías escondido tu rostro de nosotros y nos habías dejado a merced de nuestras iniquidades.
Y vendrán cantando de alegría a la altura de Sión, volverán a gozar de los bienes del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y los bueyes. Su alma será un huerto bien regado y no volverán ya a languidecer.
Y sabrán todos los árboles del bosque que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humilde, hago secarse el árbol verde y reverdecer el árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré'.
Vio una higuera junto al camino, se acercó a ella y no encontró más que hojas. Entonces dijo: 'Jamás brote de ti fruto alguno'. Y la higuera se secó en aquel mismo instante.