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Hechos 8:27 - Biblia Martin Nieto

Y se puso en marcha. En esto un etíope eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía, administrador de todos sus bienes, que había venido a Jerusalén,

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Felipe se levantó y se puso en camino. Y justamente pasó un etíope, un eunuco de Candaces, reina de Etiopía, un alto funcionario al que la reina encargaba la administración de su tesoro. Había ido a Jerusalén a rendir culto a Dios

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y levantándose, fue. Y he aquí un hombre etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todo su tesoro, quien había ido a adorar° a Jerusalem,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Se levantó y partió. Un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba al frente de todos sus tesoros, había venido a Jerusalén a adorar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,

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Hechos 8:27
25 Tagairtí Cros  

La reina de Sabá tuvo conocimiento de la fama de Salomón y fue a ponerle a prueba con enigmas.


Oh Dios, despliega tu poder, confirma, oh Dios, lo que has hecho por nosotros.


Amenaza a la bestia de los cañaverales, a la manada de toros dominadores de los pueblos; que vengan a rendirse con lingotes de plata; dispersa a las naciones que se complacen en la guerra.


Entre los que me conocen citaré a Egipto y Babilonia, Filistea, Tiro y Etiopía: allí nacieron todos.


Entonces presentará ofrendas al Señor omnipotente el pueblo espigado y bronceado, el pueblo temido desde siempre, la gente robusta y dominante, cuya tierra está surcada de ríos, en el lugar donde reside el nombre del Señor omnipotente, el monte Sión.


Diré al norte: ¡Restituye!, y al sur: ¡No los retengas! Devuelve a mis hijos de allá lejos y a mis hijas de los confines de la tierra,


Esto dice el Señor: Las riquezas de Egipto y las ganancias de Etiopía y los sabeos, de elevada estatura, pasarán a ti y serán tuyos, te seguirán encadenados, ante ti se postrarán y te suplicarán: Sólo en ti se encuentra Dios; no hay nadie más, no hay otro dios.


Las naciones caminarán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora.


Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efá; todos vendrán de Sabá, trayendo oro e incienso y cantando las glorias del Señor.


Les daré una señal y mandaré a algunos de sus supervivientes a los pueblos de Tarsis, Etiopía, Libia, Mosoc, Ros, Tubal y Yaván; a las islas lejanas, que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Ellos publicarán mi gloria entre los pueblos.


¿Puede un negro cambiar su piel o un leopardo sus manchas? ¿Y vosotros, habituados al mal, podréis hacer el bien?


Ebedmélec, eunuco etíope del palacio real, oyó decir que habían echado a Jeremías en la cisterna. Y en una ocasión en que el rey se encontraba en la puerta de Benjamín,


'Vete a decir al etíope Ebedmélec: Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Mira: yo voy a cumplir sobre esta ciudad mis palabras, palabras de desgracia, que no de ventura. El día en que todo esto se cumpla ante tus propios ojos,


Desde allende los ríos de Etiopía vendrán mis adoradores, y mis hijos dispersos me traerán sus ofrendas.


La reina del sur se levantará en el día del juicio con esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón; y aquí hay algo que es más que Salomón.


Entre los que habían ido a Jerusalén para dar culto a Dios en la fiesta había algunos griegos.


regresaba y, sentado en su carro, leía al profeta Isaías.


Ni tampoco se encuentra más allá de los mares, para que tengas que decir: ¿Quién pasará por nosotros al otro lado de los mares a buscarla para que nos la dé a conocer y la pongamos en práctica?


Por la fe Abrahán, obedeciendo la llamada divina, partió para un país que recibiría en posesión, y partió sin saber a dónde iba.