Mirad a las gentes y observad; quedaréis maravillados y asombrados, pues va a realizarse en vuestros días una obra que no creeríais si alguno os la contara.
Hechos 8:13 - Biblia Martin Nieto El mismo Simón creyó y se bautizó; y ya no se apartaba de Felipe, viendo maravillado los prodigios y milagros insignes que hacía. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego el mismo Simón creyó y fue bautizado. Comenzó a seguir a Felipe a todos los lugares adonde él iba y estaba asombrado por las señales y los grandes milagros que Felipe hacía. Biblia Católica (Latinoamericana) Incluso Simón creyó y se hizo bautizar. No se separaba de Felipe, y no salía de su asombro al ver las señales milagrosas y los prodigios que se realizaban. La Biblia Textual 3a Edicion y aun Simón mismo creyó, y habiendo sido bautizado, estaba apegado constantemente a Felipe; y se maravillaba al ver las señales milagrosas° y los grandes portentos que se hacían.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 También Simón creyó y, una vez bautizado, seguía a todas partes a Felipe y estaba atónito viendo las grandes señales y portentos que se realizaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. |
Mirad a las gentes y observad; quedaréis maravillados y asombrados, pues va a realizarse en vuestros días una obra que no creeríais si alguno os la contara.
A los que crean les acompañarán estos prodigios: en mi nombre echarán los demonios; hablarán lenguas nuevas;
Los que están sobre el pedregal son los que oyen la palabra y la aceptan con alegría; pero no tienen raíz, creen por algún tiempo y en el momento de la prueba se vuelven atrás.
Porque el Padre ama al hijo y le muestra todo cuanto hace; y le mostrará obras mayores que éstas, de tal manera que os quedaréis asombrados.
El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió a escuchar la palabra de Dios.
Y reconocían que era el que solía sentarse junto a la puerta Hermosa a pedir limosna; y se quedaron admirados y desconcertados por lo que le había sucedido.
No tienes parte ni herencia en esto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.