Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel manjar caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
Hechos 7:30 - Biblia Martin Nieto Cuarenta años después, se le apareció en el desierto del monte Sinaí un ángel en la llama de una zarza ardiente. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. Biblia Nueva Traducción Viviente »Cuarenta años después, en el desierto que está cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció a Moisés en la llama de una zarza ardiente. Biblia Católica (Latinoamericana) Pasados cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí en la llama de una zarza que ardía. La Biblia Textual 3a Edicion Transcurridos cuarenta años, el ángel se le apareció en el desierto del monte Sinay,° en la llama de una zarza ardiente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cumplidos los cuarenta años, se le apareció en el desierto del monte Sinaí un ángel en la llama de una zarza que ardía. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y pasados cuarenta años, el Ángel del Señor le apareció en el desierto del monte Sinaí, en una llama de fuego en una zarza. |
Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel manjar caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
dejaste que cabalgaran sobre nuestras cabezas, anduvimos a través de agua y fuego, pero, al fin, nos hiciste recobrar aliento.
Y añadió: 'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron al Faraón.
Si pasas por las aguas, yo estaré contigo; si por ríos, no te ahogarás. Si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán.
en todas sus angustias. No un mensajero o un delegado suyo; él mismo fue quien los salvó. En su amor, en su piedad, él mismo los rescató, los sostuvo y los llevó todos los días en el pasado.
Porque eres justo en todo lo que has hecho, todas tus obras son verdad, rectos todos tus caminos, verdad todos tus juicios.
Yo enviaré mi mensajero a reparar el camino delante de mí; pronto vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis; el ángel de la alianza, por quien tanto suspiráis, ya está para llegar -dice el Señor todopoderoso-.
Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo le dijo Dios: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo da a entender en lo de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abrahán, Dios de Jacob, Dios de Isaac.
A medida que se acercaba el tiempo en que se debía cumplir la promesa que Dios había hecho a Abrahán, el pueblo aumentaba y se multiplicaba en Egipto,
Moisés se sorprendió de lo que veía; al acercarse para verlo mejor, se oyó la voz del Señor:
Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Moisés, tembloroso, no se atrevió a mirar.
A este Moisés a quien habían rechazado diciendo: ¿Quién te ha puesto por jefe y juez?, a ése Dios lo envió como jefe y libertador por mediación del ángel que se le apareció en la zarza.
Pues el Sinaí es un monte que está en Arabia, y corresponde a la Jerusalén de ahora, porque ella con sus hijos está sometida a esclavitud.
con lo mejor de la tierra / y su abundancia, / gracioso don del que se apareció en la zarza; / descienda todo esto / sobre la cabeza de José, / el escogido entre sus hermanos.
A vosotros, sin embargo, os tomó el Señor y os sacó del horno de Egipto para que fueseis el pueblo de su herencia hasta hoy.