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Hechos 5:26 - Biblia Martin Nieto

Entonces el prefecto fue con los alguaciles y los trajo, pero sin emplear la violencia, porque temían que el pueblo los apedrease.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El capitán fue con los guardias del templo y arrestó a los apóstoles, pero sin violencia, porque tenían miedo de que la gente los apedreara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces el jefe de la guardia fue con los alguaciles y los condujo sin violencia, porque temían que el pueblo pudiera apedrearlos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y los condujeron, sin violencia, porque temían al pueblo, no fueran a apedrearles.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces el capitán fue con los oficiales, y los trajo sin violencia; porque temían ser apedreados por el pueblo.

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Hechos 5:26
13 Tagairtí Cros  

Quiso matarlo; pero tuvo miedo del pueblo, que lo tenía por profeta.


Y si decimos que de los hombres, tememos a la gente, porque todos tienen a Juan por profeta'.


Pero decían: 'Durante la fiesta no, para que el pueblo no se alborote'.


Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote; entró y se sentó con los criados para ver el fin.


Los maestros de la ley y los sumos sacerdotes quisieron entonces mismo echarle mano, pues comprendieron que la parábola iba por ellos, pero temieron al pueblo.


Y si decimos que de los hombres, todo el pueblo nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era profeta'.


Y los sumos sacerdotes y los maestros de la ley buscaban la manera de quitarlo de en medio, pues temían al pueblo.


Y fue a hablar con los sumos sacerdotes y con los jefes militares sobre la manera de entregárselo.


Pero ellos los despidieron amenazándoles de nuevo, sin encontrar modo de castigarlos por causa del pueblo, porque todos alababan a Dios por lo sucedido,


Los demás no se atrevían a unirse a ellos; pero el pueblo los tenía en gran estima.


Los alguaciles fueron, pero no los encontraron en la cárcel; volvieron y lo comunicaron diciendo:


Al oír esto, tanto el prefecto del templo como los sumos sacerdotes quedaron desconcertados, pensando qué habría sido de ellos.


Llegó uno diciendo: 'Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo'.