Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Hechos 28:16 - Biblia Martin Nieto

Cuando entramos en Roma, a Pablo le permitieron quedarse en una casa particular con un soldado que lo custodiase.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Una vez que llegamos a Roma, a Pablo se le permitió hospedarse en un alojamiento privado, aunque estaba bajo la custodia de un soldado.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Llegados a Roma, el capitán entregó los presos al gobernador militar, pero dio permiso a Pablo para alojarse en una casa particular con un soldado que lo vigilara.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir aparte,° con un soldado que lo custodiaba.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al capitán de la guardia, mas a Pablo le fue permitido estar aparte, con un soldado que le custodiase.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Hechos 28:16
18 Tagairtí Cros  

Entretanto los madianitas lo habían vendido en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y capitán de la guardia.


El mes quinto, el séptimo día del mes -el año diecinueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia-, Nebuzardán, jefe de la escolta y ministro del rey de Babilonia, llegó a Jerusalén;


Jeremías lo hizo así, y en seguida tiraron de él con las cuerdas y lo subieron de la cisterna. Y Jeremías quedó en el patio de la guardia.


El jefe de la escolta tomó aparte a Jeremías y le dijo: 'El Señor, tu Dios, había anunciado la presente desgracia sobre este lugar


Allí encontró a un judío llamado Áquila, oriundo del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos.


Después de esos sucesos, Pablo se propuso atravesar Macedonia y Acaya e ir a Jerusalén. Se decía: 'Debo visitar también Roma'.


Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de Libia y de Cirene, forasteros romanos,


A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: 'Ten ánimo, pues como has dado testimonio en Jerusalén acerca de mí, así conviene también que lo des en Roma'.


Y mandó al oficial que lo custodiase, que le permitiese tener alguna libertad y que no prohibiese a ninguno de los suyos que le asistiera.


Al día siguiente llegamos a Sidón; y Julio, que trataba con benevolencia a Pablo, le permitió ir a casa de sus amigos para que le cuidasen.


Pablo dijo al oficial y a los soldados: 'Si éstos no se quedan a bordo, no podréis salvaros vosotros'.


Pero el oficial, queriendo salvar a Pablo, se lo impidió, y ordenó que los que supieran nadar se echasen al agua los primeros y saliesen a tierra,


Y la mujer que has visto es la gran ciudad, que reina sobre los reyes de la tierra'.


Aquí la inteligencia y la sabiduría. Las siete cabezas son siete montañas, sobre las que se sienta la mujer.