Cuando el Señor se complace en la conducta de un hombre, reconcilia con él incluso a sus enemigos.
Hechos 23:9 - Biblia Martin Nieto Se produjo un gran alboroto. Algunos maestros de la ley de la parte de los fariseos se levantaron y afirmaron enérgicamente: 'Nosotros no encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un espíritu o un ángel?'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que hubo un gran alboroto. Algunos de los maestros de la ley religiosa que eran fariseos se levantaron de un salto y comenzaron a discutir enérgicamente. «Nosotros no encontramos nada malo en él —gritaban—. Tal vez algún espíritu o ángel le habló». Biblia Católica (Latinoamericana) Se armó, pues, un enorme griterío. Algunos maestros de la Ley que eran del partido de los fariseos se pusieron en Pie, afirmando: 'Nosotros no hallamos nada malo en este hombre. Tal vez le haya hablado un espíritu o un ángel. La Biblia Textual 3a Edicion Se produjo entonces un griterío enorme. Se levantaron algunos de los escribas de la secta de los fariseos y protestaban violentamente, diciendo: No hallamos nada malo en este hombre. ¿Y si acaso le ha hablado° un espíritu o un ángel?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se alzó, pues, un griterío inmenso. Se pusieron en pie algunos escribas del partido de los fariseos y declararon con firmeza: 'No encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un espíritu o un ángel?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y se levantó un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no peleemos contra Dios. |
Cuando el Señor se complace en la conducta de un hombre, reconcilia con él incluso a sus enemigos.
Entonces los magistrados y el pueblo entero dijeron a los sacerdotes y a los profetas: 'Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor, nuestro Dios'.
Los maestros de la ley y los fariseos, al verlo comiendo con los pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: '¿Por qué come con publicanos y pecadores?'.
Y Pilato, por tercera vez, les dijo: '¿Pero qué mal ha hecho? No he encontrado en él causa alguna de muerte; por tanto, lo dejaré en libertad después de haberlo castigado'.
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: 'No encuentro ninguna culpa en este hombre'.
Los fariseos y los maestros de la ley murmuraban diciendo a sus discípulos: '¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?'.
La gente que estaba allí y lo oyó, dijeron que había sido un trueno. Oros decían que le había hablado un ángel.
Pues si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?'.
Pero sucedió que cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente me envolvió un gran resplandor del cielo.
Caí a tierra, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
he encontrado que lo acusaban por cuestiones de su ley y que no había cometido delito que merezca la muerte o la prisión.
Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten una y otra cosa.
Yo he constatado que él no había hecho nada que mereciera la muerte; pero como él mismo ha apelado a Augusto, he decidido enviarlo.
y al retirarse iban diciendo: 'Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la cárcel'.
Esta noche un ángel del Dios al que pertenezco y a quien sirvo se me ha aparecido y me ha dicho:
pero si es de Dios, no podréis deshacerla. No os expongáis a luchar contra Dios'. Aceptaron su consejo.
cayó a tierra y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'.
¿O queremos provocar celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?
Él les dijo: 'El Señor y su ungido son hoy testigos de que no habéis encontrado nada malo en mis manos'. Y respondieron: 'Testigos'.
Cuando David terminó de hablar así, Saúl le dijo: '¿Es ésta tu voz, hijo mío, David?'. Y comenzó a llorar con grandes gritos.