Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Hechos 22:25 - Biblia Martin Nieto

Pero cuando le iban a sujetar con correas, Pablo dijo al oficial allí presente: '¿Está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberlo juzgado antes?'.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando ataron a Pablo para azotarlo, Pablo le preguntó al oficial que estaba allí: —¿Es legal que azoten a un ciudadano romano que todavía no ha sido juzgado?

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero cuando quisieron quitarle la ropa, Pablo preguntó al oficial que estaba allí presente: '¿Es conforme a la ley azotar a un ciudadano romano sin haberlo antes juzgado?'

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Pero cuando lo estaban atando con las correas, Pablo dijo al centurión que estaba° presente: ¿Os es lícito azotar también a un ciudadano° romano sin sentencia previa?

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Estaba ya sujeto con las correas cuando dijo Pablo al centurión allí presente: '¿Os está permitido flagelar a un ciudadano romano sin juicio previo?'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado?

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Hechos 22:25
13 Tagairtí Cros  

Tened cuidado con la gente, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas.


El centurión, por su parte, y los que con él estaban custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, tuvieron mucho miedo y decían: 'Verdaderamente éste era hijo de Dios'.


El oficial respondió: 'Señor, no soy digno de que entres en mi casa; dilo sólo de palabra, y mi criado quedará curado.


Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte Itálica.


Pablo les dijo: 'Nos han apaleado públicamente y, sin juzgarnos, a pesar de ser ciudadanos romanos, nos han metido en la cárcel, y ¿ahora quieren sacarnos?


Al oír esto, el oficial salió a comunicárselo al comandante: '¿Qué vas a hacer? Este hombre es romano'.


Pablo llamó a uno de los oficiales y le dijo: 'Lleva a este joven ante el comandante, porque tiene algo que comunicarle'.


Los judíos se han apoderado de este hombre, y ya estaban para matarlo, cuando intervine yo con los soldados y lo libré, al saber que era ciudadano romano.


Yo les respondí que no es costumbre entre los romanos condenar un hombre antes de que el acusado esté en presencia de los acusadores y tenga la ocasión de defenderse de la acusación.


Cuando se decidió que embarcásemos para Italia, entregaron a Pablo y algunos otros presos a un oficial de la legión Augusta, llamado Julio.


Al día siguiente llegamos a Sidón; y Julio, que trataba con benevolencia a Pablo, le permitió ir a casa de sus amigos para que le cuidasen.


Pero el oficial, queriendo salvar a Pablo, se lo impidió, y ordenó que los que supieran nadar se echasen al agua los primeros y saliesen a tierra,