Anda con los sabios y te harás sabio, el que frecuenta los necios será como ellos.
Hechos 17:4 - Biblia Martin Nieto Algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y Silas, así como muchos prosélitos griegos y buen número de mujeres nobles. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Biblia Nueva Traducción Viviente Algunos judíos que escuchaban fueron persuadidos y se unieron a Pablo y Silas, junto con muchos hombres griegos temerosos de Dios y un gran número de mujeres prominentes. Biblia Católica (Latinoamericana) Hubo algunos que se convencieron y formaron un grupo en torno a Pablo y Silas. Lo mismo hicieron un buen número de griegos, de los 'que temen a Dios', y no pocas mujeres de la alta sociedad. La Biblia Textual 3a Edicion Y algunos de ellos fueron persuadidos; y se unieron a Pablo y a Silas un gran número de griegos temerosos de Dios y no pocas mujeres prominentes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Algunos de entre ellos quedaron convencidos y se unieron a Pablo y a Silas, así como una gran muchedumbre de prosélitos griegos y no pocas mujeres principales. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y algunos de ellos creyeron y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran multitud, y mujeres nobles no pocas. |
Anda con los sabios y te harás sabio, el que frecuenta los necios será como ellos.
Dejad de ser imprudentes y viviréis, y caminad por la senda de la inteligencia'.
Coro: ¿Dónde se fue tu amor, tú, la más bella de las mujeres? ¿Adónde se dirigió tu amor, para que contigo lo busquemos? Ella:
Los judíos comentaban: '¿A dónde irá éste, que nosotros no podamos encontrarlo? ¿Se irá tal vez con los judíos emigrados entre los griegos para anunciar su doctrina a los griegos?
Cuando se disolvió la reunión, muchos judíos y prosélitos practicantes seguían a Pablo y a Bernabé, los cuales hablaban con ellos exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios.
Pero los judíos soliviantaron a las mujeres religiosas y nobles y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los echaron de su territorio.
En Iconio entraron también en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal modo que muchos judíos y paganos abrazaron la fe.
La población de la ciudad se dividió. Unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles.
Entonces los apóstoles y los presbíteros, con toda la Iglesia, decidieron elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabás y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos.
Judas y Silas, que eran también profetas, alentaron y confortaron a los hermanos en una larga conversación.
Pablo escogió a Silas y partió, después de encomendarlo los hermanos a la gracia del Señor.
Pablo quiso llevárselo con él, y lo circuncidó en consideración a los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego.
Al llegar la noche, los hermanos hicieron partir en seguida a Pablo y a Silas hacia Berea. Así que llegaron, fueron a la sinagoga de los judíos.
Muchos judíos abrazaron la fe, así como gran número de paganos, mujeres distinguidas y hombres.
Entonces los hermanos hicieron partir a Pablo hacia el mar, y Silas y Timoteo se quedaron allí.
Discutía en la sinagoga con los judíos y con los prosélitos, y diariamente en la plaza con los que se encontraba.
Algunos, sin embargo, se unieron a él y creyeron; entre ellos se encontraba Dionisio Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
Todos los sábados discutía en la sinagoga, intentando convencer a judíos y a griegos.
Esto duró dos años, de manera que todos los habitantes de Asia, tanto judíos como paganos, oyeron la palabra de Dios.
gritando: 'Israelitas, ayudadnos: éste es el hombre que va enseñando por todas partes y a todos contra el pueblo, contra la ley, contra este lugar; más aún, ha metido a los griegos en el templo, profanando este lugar santo'.
Puestos en libertad, fueron a reunirse con los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Dieron más de lo que yo esperaba; incluso ofrecieron sus personas, primero al Señor y luego a mí, conforme a la voluntad de Dios,