a unos los mataréis y crucificaréis, y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
Hechos 11:27 - Biblia Martin Nieto Por entonces unos profetas fueron de Jerusalén a Antioquía. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Biblia Nueva Traducción Viviente Durante aquellos días, unos profetas viajaron de Jerusalén a Antioquía. Biblia Católica (Latinoamericana) Por aquel tiempo bajaron algunos profetas de Jerusalén a Antioquía. La Biblia Textual 3a Edicion Por aquellos días unos profetas bajaron de Jerusalem a Antioquía; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquellos mismos días llegaron a Antioquía algunos profetas de Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y en aquellos días descendieron unos profetas de Jerusalén a Antioquía. |
a unos los mataréis y crucificaréis, y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
Por eso dijo también la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles; a unos los matarán y a otros los perseguirán.
Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, quienes, llegados a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciando a Jesús, el Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía.
En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores: Bernabé y Simón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manahén, hermano de leche de Herodes el virrey, y Saulo.
Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido y donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la obra que acababan de cumplir.
Entonces los apóstoles y los presbíteros, con toda la Iglesia, decidieron elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabás y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos.
Los delegados fueron a Antioquía, reunieron a la gente y entregaron la carta.
Judas y Silas, que eran también profetas, alentaron y confortaron a los hermanos en una larga conversación.
Zarpó de Éfeso, desembarcó en Cesarea, fue a saludar a la Iglesia y bajó a Antioquía.
En los últimos días, dice Dios: derramaré mi espíritu sobre todos los hombres, vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños y vuestros jóvenes visiones,
Encontramos a los discípulos y estuvimos con ellos una semana. Ellos, movidos por el Espíritu, decían a Pablo que no fuera a Jerusalén.
Agradó la proposición a toda la asamblea, y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe y Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito antioqueno;
a otro el don de hacer milagros; a otro el decir profecías; a otro el saber distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero; a otro hablar lenguas extrañas, y a otros saber interpretarlas.
Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas.
Los que hablan en nombre de Dios deben estar sometidos a los que tienen ese don,
Cuando Pedro vino a Antioquía, yo me enfrenté a él cara a cara y le reprendí.
Él a unos constituyó apóstoles; a otros, profetas; a unos evangelistas, y a otros pastores y maestros,