Y mientras vivía en esta tierra, Rubén fue y se acostó con Bihlá, la concubina de su padre, de lo cual se enteró Israel. Los hijos de Israel fueron doce.
Génesis 49:4 - Biblia Martin Nieto Impetuoso como las aguas, no serás el primero porque subiste al lecho de tu padre y profanaste mi cama. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Impetuoso como las aguas, no serás el principal, Por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero eres tan impetuoso como una inundación, y ya no serás más el primero. Pues te acostaste con mi esposa; deshonraste mi cama matrimonial. Biblia Católica (Latinoamericana) Eres como las aguas espumantes: no te encumbrarás, tú que subiste al lecho de tu padre y deshonraste mi cama. La Biblia Textual 3a Edicion Incontrolable como las aguas, No serás el principal, Pues subiste al lecho de tu padre y lo profanaste: ¡Mi tálamo escaló! Biblia Serafín de Ausejo 1975 hirviente como el agua: no tendrás la primacía, porque subiste al lecho de tu padre; profanaste mi tálamo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Inestable como las aguas, no serás el principal; por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado. |
Y mientras vivía en esta tierra, Rubén fue y se acostó con Bihlá, la concubina de su padre, de lo cual se enteró Israel. Los hijos de Israel fueron doce.
Éstos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Jacob y sus hijos; el primogénito de Jacob, Rubén.
Hijos de Rubén, primogénito de Israel. (Rubén era, en efecto, el primogénito; pero cuando profanó el lecho de su padre pasó el derecho de la primogenitura a los hijos de José, hijo de Israel, y perdió la primogenitura.
Es cosa pública entre vosotros la deshonestidad, y tal deshonestidad que no se encuentra ni entre los paganos, hasta el punto de convivir uno con la mujer de su padre.
¡Maldito el que peque con la mujer de su padre y atente contra el derecho de su padre! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén!
No desearás a la mujer de tu prójimo, ni tampoco sus cosas: casas, campo, siervo o sierva, buey o asno, ni nada de cuanto a tu prójimo pertenece'.
tienen sus ojos llenos de adulterio y no se hartan de pecar; seducen a los inestables; tienen el corazón habituado a la avaricia, son gente maldita.
de hecho, así se expresa en todas las cartas cuando trata de este tema. Es cierto que en éstas se encuentran algunos puntos difíciles, que los ignorantes e inestables tergiversan para su propia perdición, lo mismo que hacen con el resto de la Sagrada Escritura.