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Ezequiel 9:1 - Biblia Martin Nieto

Después gritó a mis oídos con voz recia, y dijo: 'Acercaos los que habéis de castigar a la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'.

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Biblia Reina Valera 1960

Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces el Señor dijo con voz de trueno: «¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: '¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Después lo oí llamar con recia voz, diciendo: ¡Acérquense los verdugos de la ciudad empuñando cada uno su arma mortal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Gritó entonces a mis oídos con grandes voces diciendo: 'Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Haz que los encargados de la ciudad se acerquen, y cada uno con su arma destructora en su mano.

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Ezequiel 9:1
11 Tagairtí Cros  

Entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos, y Jehú apostó fuera cincuenta hombres, con esta orden: 'El que deje escapar a alguno de estos hombres que yo os pongo en las manos responderá con su vida de la vida de aquél'.


Luego envió al ángel destructor a Jerusalén y, cuando ya estaba a punto de exterminarla, el Señor sintió compasión por tanta desgracia y dijo al ángel exterminador: 'Basta, retira tu mano'. El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo.


El Señor pasará para castigar a los egipcios y, al ver la sangre en el dintel y en las dos jambas, pasará de largo; no permitirá al exterminador entrar en vuestras casas para herir.


Y oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?


Izad una señal hacia la parte de Sión. ¡Huid, no os detengáis! Pues la desgracia voy a traer del norte, una inmensa catástrofe.


Esta visión era como la que había visto cuando vine para la destrucción de la ciudad y como la visión que tuve junto al río Quebar. Yo caí de bruces en el suelo,


Decía con voz potente: 'Reverenciad a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes del agua'.