Bíobla ar líne

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Ezequiel 8:2 - Biblia Martin Nieto

Miré y vi una figura como de un hombre. Desde lo que parecían sus caderas para abajo era de fuego, desde sus caderas para arriba un resplandor semejante al electro.

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Biblia Reina Valera 1960

Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Vi una figura con apariencia de hombre. De lo que parecía ser su cintura para abajo, parecía una llama encendida. De la cintura para arriba, tenía aspecto de ámbar reluciente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Miré, era una forma humana; por debajo de la cintura no era más que fuego, y de la cintura para arriba era como un metal incandescente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y miré, y he aquí una semejanza de hombre° como la apariencia de fuego: Desde la apariencia de sus lomos para abajo era fuego, y desde sus lomos para arriba, como la apariencia de un resplandor, como la refulgencia del bronce incandescente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Miré y vi una figura de apariencia humana. Desde lo que parecían las caderas para abajo era fuego y desde las caderas para arriba era resplandeciente, como el centelleo del ámbar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y miré, y he aquí una semejanza que parecía de fuego; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía como resplandor, como el color ámbar.

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Ezequiel 8:2
7 Tagairtí Cros  

Yo veía un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con resplandores en torno, un fuego que despedía relámpagos y en su centro como el fulgor del electro, en el centro del fuego.


Me llevó allá; había allí un personaje de aspecto semejante al bronce, que tenía en la mano una cuerda de lino y una vara de medir, y estaba de pie junto a la puerta.


El año sexto, el día cinco del sexto mes, estando en mi casa rodeado de los ancianos de Judá, el Señor puso su mano sobre mí.


Su cuerpo parecía de crisólito, su rostro era como el fulgor del relámpago, sus ojos como antorchas encendidas, sus brazos y sus pies como el destello del bronce bruñido y el rumor de sus palabras como el ruido de una multitud.