Plantará las tiendas reales entre el mar y los montes de la tierra santa. Pero entonces llegará a su fin y nadie vendrá a socorrerlo.
Daniel 7:11 - Biblia Martin Nieto Yo seguía mirando, atraído por el ruido de las palabras monstruosas que aquel cuerno profería, hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la arrojaron a las llamas ardientes. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo seguí mirando porque podía oír las palabras arrogantes del cuerno pequeño. Seguí mirando hasta que mataron a la cuarta bestia y su cuerpo fue destruido por el fuego. Biblia Católica (Latinoamericana) Las palabras insolentes que habían sido pronunciadas por el cuerno habían sembrado un gran desorden. Mientras estaba mirando, mataron al animal, su cadáver fue destruido y arrojado al fuego ardiente. La Biblia Textual 3a Edicion Yo miraba entonces a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno: miraba hasta que la bestia fue muerta, y su cuerpo destruido y entregado al fuego devorador. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Seguía yo observando, atraído por el estruendo de las palabras grandilocuentes que el cuerno decía; y, mientras yo miraba, vi que daban muerte a la bestia y que su cuerpo era despedazado y arrojado a las llamas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo entonces miraba a causa de la voz de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miré hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. |
Plantará las tiendas reales entre el mar y los montes de la tierra santa. Pero entonces llegará a su fin y nadie vendrá a socorrerlo.
En cuanto a las otras bestias, fueron privadas del poder; pero se les concedió un período de vida, durante un tiempo y una fecha determinada
Yo miraba los cuernos y observé que de en medio de ellos despuntaba otro cuerno, y que tres de los diez precedentes le eran arrancados para dar cabida a aquél. Vi también que el nuevo cuerno tenía ojos como los de un hombre y una boca que decía cosas monstruosas.
Gracias a su astucia, la traición tendrá éxito en sus manos, su corazón se inflará de soberbia y de improviso destruirá a una gran multitud. Se alzará también contra el príncipe de los príncipes. Pero será destruido sin intervención humana.
Entonces se manifestará el hombre de la iniquidad, a quien Jesús, el Señor, hará desaparecer con el soplo de su boca y aniquilará con el resplandor de su venida.
Con sus discursos pomposos y vacíos despiertan los deseos carnales y el desenfreno de aquellos que apenas habían logrado escapar de los que viven en el error.
Son murmuradores, descontentos, que viven conforme a sus pasiones; su boca profiere fanfarronadas, adulando a las personas con vistas a su propio interés.
por eso en un solo día lloverán sobre ella las plagas, la muerte, el duelo y el hambre; ella será consumida por el fuego, porque es un poderoso señor el Dios que la ha condenado.
Pero la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta, que con sus prodigios ante la otra bestia había seducido a los que llevaban la marca de la bestia y habían adorado su estatua. Y fueron arrojadas vivas las dos a un estanque de fuego, de azufre ardiente.
El diablo, que lo seducía, fue arrojado al estanque de fuego y de azufre, donde están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Vi los muertos, grandes y pequeños, en pie delante del trono; entonces fueron abiertos los libros; fue abierto también otro libro, el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados según el contenido de los libros, cada uno según sus obras.
Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años.