Daniel 4:33 - Biblia Martin Nieto En aquel momento mi razón volvió a mí y, para gloria de mi reino, me fue devuelta mi majestad y mi esplendor. Mis consejeros y mis magnates vinieron a buscarme; se me restableció en mi reino y me fue dado un poder aún mayor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Biblia Nueva Traducción Viviente »En ese mismo momento se cumplió la sentencia y Nabucodonosor fue expulsado de la sociedad humana. Comió pasto como el ganado y lo mojó el rocío del cielo. Vivió de esa manera hasta que el pelo le creció tan largo como las plumas de las águilas y las uñas como las garras de un ave. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese mismo momento, me volvió la inteligencia, recuperé mi majestad y mi esplendor y pude reanudar un reinado glorioso. Mis consejeros y mis ministros me fueron a buscar, fui restablecido en mi trono e incluso gané en poder. La Biblia Textual 3a Edicion Y en la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue apartado de entre los hombres, y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se humedecía con el rocío de los cielos, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'En este instante recobré la razón, y, para gloria de mi reino, me fueron devueltos también mi majestad y mi esplendor. Mis consejeros y mis magnates me buscaron. Fui restablecido en mi reino y se me concedió una grandeza aún mayor.' Biblia Reina Valera Gómez (2023) En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como las plumas de águila, y sus uñas como de aves. |
y se hace pedazos como un jarro de alfarero estrellado sin piedad: entre sus trozos no se encuentra ni un cascote para coger fuego del fogón o sacar agua de la cisterna.
Ante él todos los habitantes de la tierra no valen nada; él hace lo que quiere con las milicias de los cielos y con los habitantes de la tierra. No hay nadie que pueda detener su mano, o le diga: ¿Qué haces?
Fue expulsado de la sociedad de los hombres; su corazón fue hecho semejante al de las bestias y fue a convivir con los asnos salvajes; se le dio de comer hierba como a los toros, y su cuerpo se humedeció con rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios altísimo tiene poder sobre el imperio de los hombres y pone en él a quien quiere.
De pronto aparecieron los dedos de una mano humana, que se pusieron a escribir, delante del candelabro, en la pared del palacio real. El rey, al ver la mano que escribía,
Vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como el ladrón en la noche.