la gloria del Dios de Israel llegaba a la parte de oriente. Su ruido era como el ruido de una masa de agua, y la tierra resplandecía de gloria.
Apocalipsis 18:1 - Biblia Martin Nieto Después de esto vi a otro ángel bajar del cielo con gran poder; la tierra fue iluminada con su esplendor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Biblia Nueva Traducción Viviente Después de todo esto vi que otro ángel bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se iluminó con su resplandor. Biblia Católica (Latinoamericana) Después de esto vi bajar del cielo a otro ángel. Era tan grande su poder, que toda la tierra quedó iluminada por su resplandor. La Biblia Textual 3a Edicion Después de estas cosas vi a otro ángel descender del cielo, teniendo gran autoridad, y la tierra fue iluminada con su resplandor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía gran poder y su gloria iluminó la tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo gran poder; y la tierra fue alumbrada de su gloria. |
la gloria del Dios de Israel llegaba a la parte de oriente. Su ruido era como el ruido de una masa de agua, y la tierra resplandecía de gloria.
Porque de la misma manera que el relámpago brilla desde un punto a otro del cielo, así será cuando venga el hijo del hombre en su día.
Entonces se manifestará el hombre de la iniquidad, a quien Jesús, el Señor, hará desaparecer con el soplo de su boca y aniquilará con el resplandor de su venida.
Después vi otro ángel vigoroso, que bajaba del cielo envuelto en una nube; sobre la cabeza tenía el arco iris; su rostro era como el sol, y sus piernas como columnas de fuego.
Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas vino a decirme: 'Ven, que te voy a enseñar la sentencia de la gran prostituta que está sentada sobre las vastas aguas,
El ángel me dijo: '¿De qué te extrañas? Yo te explicaré el misterio de la mujer y de la bestia que la soporta, que tiene siete cabezas y diez cuernos.
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el cordero.