Y Eliseo oró así: 'Señor, ábrele los ojos para que vea'. Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo.
2 Reyes 6:20 - Biblia Martin Nieto Y cuando llegaron a Samaría, Eliseo dijo: 'Señor, ábreles los ojos, para que vean'. El Señor les abrió los ojos, y vieron que estaban en medio de Samaría. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de estos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria. Biblia Nueva Traducción Viviente Apenas entraron en Samaria, Eliseo pidió en oración: «Oh Señor, ahora ábreles los ojos para que vean». Entonces el Señor les abrió los ojos, y se dieron cuenta de que estaban en el centro de la ciudad de Samaria. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando ya habían entrado en Samaría, Eliseo dijo: '¡Yavé, abre los ojos de estos hombres para que vean!' Yavé les abrió los ojos y vieron que estaban en Samaría. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando llegaron a Samaria, sucedió que Eliseo dijo: ¡Oh YHVH, abre los ojos de éstos para que puedan ver! Y YHVH abrió sus ojos, y miraron, y he aquí, estaban en medio de Samaria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando llegaron a Samaría, exclamó Eliseo: '¡Oh Yahveh! Ábreles los ojos para que vean'. Les abrió Yahveh los ojos, y vieron que estaban dentro de Samaría. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sucedió que cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de estos para que vean. Y Jehová abrió sus ojos y miraron, y he aquí que estaban en medio de Samaria. |
Y Eliseo oró así: 'Señor, ábrele los ojos para que vea'. Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo.
Eliseo les dijo: 'No es éste el camino, ni ésta la ciudad. Seguidme y os guiaré donde está el hombre que buscáis'. Y los llevó a Samaría.
El Señor abrió los ojos de Balaán y vio al ángel del Señor apostado en el camino con la espada desenvainada en la mano. Balaán se inclinó y se postró en tierra.
Y estando en el infierno, entre torturas, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán, y a Lázaro a su lado.
Entonces sus ojos se abrieron y lo reconocieron; pero él desapareció de su lado.