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2 Reyes 18:37 - Biblia Martin Nieto

Entonces Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo, Sebná, el secretario, y Yoaj, hijo de Asaf, el heraldo, se presentaron ante Ezequías, rasgadas sus vestiduras, y le refirieron las palabras del copero mayor.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino, regresaron a donde estaba Ezequías. Desesperados rasgaron su ropa, entraron para ver al rey y le contaron lo que había dicho el jefe del Estado Mayor asirio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Después de eso, Elyaquim hijo de Jilquiyas, el secretario Sobna y el archivero Yoás hijo de Asaf volvieron donde Ezequías, con sus ropas rasgadas, y le transmitieron las palabras del copero mayor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Eliaquim ben Hilcías, que estaba sobre la casa, Sebna, el escriba, y Joa ben Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le comunicaron las palabras del Rabsaces.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Eliaquín, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista, se presentaron a Ezequías con las vestiduras rasgadas y le refirieron las palabras del copero mayor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna, el escriba, y Joah, hijo de Asaf, el cronista, vinieron a Ezequías, rasgadas sus vestiduras, y le declararon las palabras del Rabsaces.

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2 Reyes 18:37
19 Tagairtí Cros  

Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras,


Jacob rasgó sus vestiduras, se puso un saco a la cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.


Joab, hijo de Sarvia, era el jefe de su ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era cronista;


Llamaron al rey, y se presentaron Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo, Sebná, el secretario, y Yoaj, hijo de Asaf, el heraldo.


Entonces Eliaquín, hijo de Jelcías, Sebná y Yoaj dijeron al copero mayor: 'Por favor, habla a tus siervos en arameo, pues nosotros lo entendemos; no nos hables en judío a oídos del pueblo que está sobre la muralla'.


Pero el pueblo se estuvo callado y no le respondió palabra, pues ésta era la orden del rey: 'No le respondáis'.


Cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestiduras, se cubrió de saco y entró en el templo del Señor.


Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, el terror y la maldición, y haber llorado delante de mí, yo también te he escuchado, dice el Señor.


Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y exclamó: '¿Es que soy yo un dios para dar la muerte y la vida, que este me manda a un hombre para que lo cure de la lepra? Fijaos bien, y veréis que anda buscando pretextos contra mí'.


Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras y, como pasaba sobre la muralla, la gente vio que llevaba interiormente el cilicio a raíz de la carne.


Después de estos hechos y actos de fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá y asedió las ciudades fortificadas con el propósito de conquistarlas.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me rasuré los pelos de la cabeza y la barba y me senté abrumado.


Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rapó la cabeza. Luego cayó en tierra, adoró y dijo:


Y llamaré aquel día a mi siervo Eliaquín, hijo de Jelcías,


Mirad, los héroes gritan fuera, los mensajeros de paz lloran amargamente.


Pero no se espantaron ni se rasgaron las vestiduras el rey ni ninguno de sus servidores al oír estas palabras;


Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia.