Pero Ezequías se arrepintió de su soberbia y con él todos los habitantes de Jerusalén, por lo que la ira del Señor no cayó sobre ellos en vida de Ezequías.
2 Crónicas 36:12 - Biblia Martin Nieto Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios, y no quiso humillarse delante del profeta Jeremías, el cual hablaba en nombre del Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, Sedequías hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios y se negó a humillarse cuando el profeta Jeremías le habló directamente de parte del Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Hizo el mal a los ojos de Yavé, su Dios, y no se humilló ante el profeta Jeremías que le hablaba en nombre de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion E hizo lo malo ante los ojos de YHVH su Dios, no se humilló ante Jeremías, el profeta que hablaba de parte de YHVH.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh, su Dios, y no se humilló ante el profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová. |
Pero Ezequías se arrepintió de su soberbia y con él todos los habitantes de Jerusalén, por lo que la ira del Señor no cayó sobre ellos en vida de Ezequías.
En medio de su angustia imploró al Señor, su Dios, y se humilló profundamente delante del Dios de sus padres.
Su oración y su acogida, todas sus prevaricaciones y su impiedad, los lugares en los que levantó altares y puso imágenes de Aserá e ídolos antes de su conversión, están escritos en las crónicas de Jozay.
Pero no se humilló delante del Señor, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, aumentó su culpabilidad.
Josías, sin embargo, no quiso ceder, e incluso se preparaba para atacarlo, sin dar oídos a lo que Necó decía en nombre de Dios. Avanzó y presentó batalla en el valle de Meguido.
Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja salir a mi pueblo para que me sirva.
Éstas son las palabras de Jeremías, hijo de Jelcías, de la familia de sacerdotes que habitaban en Anatot, en el territorio de Benjamín.
En los mismos términos hablé también a Sedecías, rey de Judá. Le dije: 'Ofreced vuestro cuello al yugo del rey de Babilonia; someteos a él y a su pueblo, y viviréis.
Hizo lo que desagrada al Señor, exactamente como había hecho Joaquín.
Humillaos, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que os ensalce a su debido tiempo.