2 Corintios 7:12 - Biblia Martin Nieto Así pues, si os escribí no fue por el que causó la ofensa ni por el ofendido, sino para que manifestaseis vuestro interés por nosotros delante de Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Mi propósito, entonces, no fue escribir acerca de quién causó el daño o quién resultó dañado. Les escribí para que, a los ojos de Dios, pudieran comprobar por sí mismos qué tan leales son a nosotros. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo mismo, al escribirles, no pensaba en el ofensor ni tampoco en el ofendido; más bien quería que ustedes tomaran conciencia ante Dios de la preocupación que tienen por mí. La Biblia Textual 3a Edicion Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que obró injustamente, ni por causa del que fue tratado injustamente, sino con el fin de que vuestro celo por nosotros fuera manifestado a vosotros delante de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por lo tanto, cuando os escribí, el motivo no fue ni el ofensor ni el ofendido, sino para que se pusiera de manifiesto entre vosotros vuestro interés por nosotros ante la presencia de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que hizo la injuria, ni por causa del que padeció la injuria, sino para que os fuese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios. |
y además, mi obsesión diaria: mi preocupación por todas las iglesias.
Nosotros no hacemos negocio con la palabra de Dios, como hacen muchos, sino que la predicamos con sinceridad, de parte de Dios, en presencia de Dios, en unión con Cristo.
Con este fin os escribí: para conocer y probar si sois obedientes en todo.
Pues aunque os entristecí con la carta, no me arrepiento. Y si antes me pesó, viendo que aquella carta os entristeció, aunque por breve tiempo,
porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?