Un carro por 600 monedas de plata y un caballo por 150. Por el mismo precio los mercaderes se los vendían también a los reyes hititas y sirios.
1 Reyes 10:29 - Biblia Martin Nieto Un carro por seiscientas monedas de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Por el mismo precio los mercaderes se lo vendían también a los reyes hititas y sirios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese tiempo, un carro egipcio costaba seiscientas piezas de plata, y los caballos se vendían a ciento cincuenta piezas de plata. Después los exportaban a los reyes de los hititas y a los reyes de Aram. Biblia Católica (Latinoamericana) Un carro importado de Musur costaba seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta; también se los exportaba para los reyes de los Hititas y los reyes de Aram. La Biblia Textual 3a Edicion Y cada carro que entraba de Egipto costaba seiscientos siclos de plata, y cada caballo ciento cincuenta siclos. Por medio de ellos también los adquirían todos los reyes de los heteos y los reyes de Siria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un carro importado de Musrí costaba seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. Los exportadores los traían también para todos los reyes de los hititas y para los reyes de Aram. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientos siclos de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los sacaban por mano de ellos, todos los reyes de los heteos, y de Siria. |
Un carro por 600 monedas de plata y un caballo por 150. Por el mismo precio los mercaderes se los vendían también a los reyes hititas y sirios.
Yo, el Señor, soy tu Dios desde el país de Egipto; te haré habitar de nuevo en tiendas, como en los días de nuestro encuentro.
Vuestro territorio abarcará desde el desierto y el Líbano hasta el gran río, el Éufrates, y, por el oeste, hasta el mar Mediterráneo.
David dijo a Ajimélec, el hitita, y a Abisay, hijo de Sarvia: '¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl?'. Abisay respondió: 'Yo iré contigo'.