no merezco los favores ni la lealtad con que has tratado a tu siervo, pues con un bastón pasé este Jordán y ahora llevo dos caravanas:
Mateo 8:8 - Nueva Biblia Española (1975) El capitán le respondió declarando: Señor, yo no soy quién para que entres bajo mi techo, pero basta una palabra tuya para que mi sirviente se cure. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Biblia Nueva Traducción Viviente —Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará. Biblia Católica (Latinoamericana) El capitán contestó: 'Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el centurión, respondiendo, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero sólo dilo de palabra, y mi siervo será sanado, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le contestó el centurión: 'Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará. |
no merezco los favores ni la lealtad con que has tratado a tu siervo, pues con un bastón pasé este Jordán y ahora llevo dos caravanas:
El Señor reinará eternamente y los paganos desaparecerán de su tierra.
Toma el bastón, reúne la asamblea tú con tu hermano Aarón, y en presencia de ellos ordenen a la roca que dé agua. Sacarás agua de la roca para darles de beber a ellos y a sus bestias.
Yo les bautizo con agua, para que se arrepientan; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no soy bastante para quitarle las sandalias. Ese los va a bautizar con Espíritu Santo y fuego,
Juan intentaba disuadirlo diciéndole: ¿Tú acudes a mí? Si soy yo quien necesito que tú me bautices.
Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio! Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Porque yo, que soy un simple subordinado, tengo soldados a mis órdenes, y si le digo a uno que se vaya, se va; a otro que venga, viene; y si le digo a mi sirviente que haga algo, lo hace.
ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros'.
El hijo empezó: Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
el que llega detrás de mí; y a ése yo no soy quién para desatarle la correa de las sandalias.