diciéndoles: Si obedecen al Señor, su Dios, haciendo lo que él aprueba, escuchando sus mandatos y cumpliendo sus leyes, no les enviaré las enfermedades que he enviado a los egipcios, porque yo soy el Señor, que té cura.
Mateo 8:16 - Nueva Biblia Española (1975) Al anochecer le llevaron muchos endemoniados; con su palabra expulsó a los espíritus y curó X todos los enfermos, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; Biblia Nueva Traducción Viviente Aquella noche, le llevaron a Jesús muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malignos con una simple orden y sanó a todos los enfermos. Biblia Católica (Latinoamericana) Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malos con una sola palabra, y sanó también a todos los enfermos. La Biblia Textual 3a Edicion Al atardecer le trajeron muchos endemoniados, y con su° palabra echó los demonios y sanó a todos los enfermos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llegada la tarde, le presentaron muchos endemoniados. Expulsó con su palabra a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con su palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos: |
diciéndoles: Si obedecen al Señor, su Dios, haciendo lo que él aprueba, escuchando sus mandatos y cumpliendo sus leyes, no les enviaré las enfermedades que he enviado a los egipcios, porque yo soy el Señor, que té cura.
Le acercaron entonces un endemoniado ciego y mudo; él lo curó y el mudo hablaba y veía.
Al desembarcar vio Jesús mucha gente, le dio lástima de ellos y se puso a curar a los enfermos.
le tocó la mano y se le pasó la fiebre; ella se levantó y se puso a servirle.
Los cuidadores de los cerdos salieron huyendo, llegaron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
En esto intentaban acercarle un paralítico echado en una camilla. Viendo la fe que tenían, Jesús dijo al paralítico: ¡Animo, hijo! Se te perdonan tus pecados.
Jesús, al ver que acudía gente corriendo, ordenó al espíritu inmundo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de éste y no vuelvas a entrar en él.
Al verla, la llamó Jesús y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de lo que fuera, se los llevaron; y él, aplicándole las manos a cada uno, los fue curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. El los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
hasta el punto de sacar a los enfermos a la calle y ponerlos en catres y camillas, para que al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno.