David alzó los ojos y vio al ángel del Señor erguido entre tierra y cielo, con la espada desnuda en su mano, apuntando a Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.
Mateo 17:6 - Nueva Biblia Española (1975) Al oírla cayeron los discípulos de bruces espantados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Biblia Nueva Traducción Viviente Los discípulos estaban aterrados y cayeron rostro en tierra. Biblia Católica (Latinoamericana) Al oír la voz, los discípulos se echaron al suelo, llenos de miedo. La Biblia Textual 3a Edicion Y los discípulos, al oírlo, cayeron sobre sus rostros y temieron en gran manera. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al oír esto los discípulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera. |
David alzó los ojos y vio al ángel del Señor erguido entre tierra y cielo, con la espada desnuda en su mano, apuntando a Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.
Me levanté y salí a la llanura: allí estaba la gloria del Señor, la gloria que yo había contemplado a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra.
La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad] como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra.
Se acercó adonde yo estaba, y al acercarse caí espantado de bruces; pero él me dijo: 'Hombre, has de comprender que la visión se refiere al final'.
De la presencia del Señor salió fuego que devoró el holocausto y la grasa. Al verlo, el pueblo aclamó y cayó rostro en tierra.
Todavía estaba él hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y dijo una voz desde la nube: Este es mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto. Escúchenlo.
caí por tierra y oí una voz que me decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'
Caímos todos por tierra y oí una voz que me decía en hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Peor para ti si das coces contra el pincho'.
Esta voz llegada del cielo la oímos nosotros estando con él en la montaña sagrada.
Al subir la llama del altar hacia el cielo, el ángel del Señor subió también en la llama, ante Manoj y su mujer, que cayeron rostro en tierra.