Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachas de Jerusalén, como las tiendas de Cadar, los pabellones de Salomón.
Lucas 23:28 - Nueva Biblia Española (1975) Lo seguía gran gentío del pueblo y muchas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose por él. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalem, no lloréis por mí, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Volviéndose hacia ellas, Jesús les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad, más bien, por vosotras y por vuestros hijos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. |
Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachas de Jerusalén, como las tiendas de Cadar, los pabellones de Salomón.
¡Muchachas de Jerusalén, por las ciervas y las gacelas de los campos, les conjuro, que no vayan a molestar, que no despierten al amor, hasta que él quiera!
con columnas de plata, con respaldo de oro, con asiento de púrpura, taraceado por dentro de marfil.
¡Muchachas de Jerusalén, por las ciervas y gacelas de los campos, les conjuro que no vayan a molestar, que no despierten al amor hasta que él quiera!
es muy dulce su boca, todo él pura delicia. Así es mi amado, mi amigo, muchachas de Jerusalén.
Muchachas de Jerusalén, les conjuro que si encuentran a mi amado le digan..., ¿qué le dirán?..., que estoy enferma de amor.
¡Muchachas de Jerusalén, les conjuro que no vayan a molestar, que no despierten al amor hasta que él quiera!
Mientras lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren mejor por ustedes y por sus hijos,
Miren, viene entre las nubes: todos lo verán con sus ojos, también aquellos que lo traspasaron, y plañirán por él todas las razas de la tierra'. Así es. Amén.