cuando José de Arimatea, distinguido consejero que aguardaba él también el reinado de Dios, armándose de valor se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Lucas 2:38 - Nueva Biblia Española (1975) Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Biblia Nueva Traducción Viviente Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion También ésta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba acerca de Él° a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y esta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. |
cuando José de Arimatea, distinguido consejero que aguardaba él también el reinado de Dios, armándose de valor se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido él a liberar a su pueblo,
Vivía entonces en Jerusalén un cierto Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel;
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada,
cuando nosotros esperábamos que él fuera el liberador de Israel. Pero, además de todo eso, con hoy son ya tres días que ocurrió.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías, que, por medio del Mesías, nos ha bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu!