Yo he sido hoy blando, aunque ungido como rey, mientras que esa gente, los hijos de Seruyá, han sido más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor su merecido.
Jueces 9:57 - Nueva Biblia Española (1975) Y todo el mal que hicieron los de Siquén Dios lo hizo recaer sobre ellos. Sobre ellos cayó la maldición de Yotán, hijo de Yerubaal. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios también castigó a los hombres de Siquem por toda su maldad. Así se cumplió la maldición de Jotam, hijo de Gedeón. Biblia Católica (Latinoamericana) y Dios hizo que recayera sobre los hombres de Siquem toda su maldad. Así se cumplió en ellos la maldición de Yotam, hijo de Jerubaal. La Biblia Textual 3a Edicion También toda la maldad de los hombres de Siquem la hizo volver ’Elohim sobre sus propias cabezas, de manera que vino sobre ellos la maldición de Jotam ben Jerobaal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y asimismo hizo Dios que todo el mal de los hombres de Siquén recayera sobre sus cabezas y que se cumpliera así sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Yerubaal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y toda la maldad de los hombres de Siquem la hizo Dios volver sobre sus cabezas; y la maldición de Jotam, hijo de Jerobaal, vino sobre ellos. |
Yo he sido hoy blando, aunque ungido como rey, mientras que esa gente, los hijos de Seruyá, han sido más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor su merecido.
En su tiempo, Jiel, de Betel, reconstruyó Jericó: los cimientos le costaron la vida de Abirán, su primogénito, y las puertas, la de Segub, su hijo menor, como lo había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun.
¡Que el Señor haga recaer su sangre sobre su cabeza por haber matado a dos hombres más honrados y mejores que él, asesinándolos sin que lo supiera mi padre, David: Abner, hijo de Ner, general israelita, y Amasa, hijo de Yéter, general judío!
El les pagará su iniquidad, los destruirá por sus maldades, los destruirá el Señor, nuestro Dios.
sus propias culpas enredan al malvado y queda atrapado en los lazos del pecado;
En aquella ocasión juró Josué: ¡Maldito de Dios el que reedifique esta ciudad! La vida del primogénito le cuesten los cimientos y la vida del hijo menor las puertas.
Adonisedec comentó: Setenta reyes, amputados los pulgares de manos y pies, recogían las migajas que caían de mi mesa. Dios me paga mi merecido. Lo llevaron a Jerusalén y allí murió.
A Abimelec le sucedió como salvador de Israel Tola, hijo de Fuá, de Dodó, de la tribu de Isacar. Vivía en El Zarzal, en la serranía de Efraín.
pero si no es así, ¡salga de Abimelec fuego que devore a los de Siquén y a los de Terraplén; salga fuego de los de Siquén y de los de Terraplén que devore a Abimelec!
Así, el asesinato de los setenta hijos de Yerubaal, la sangre de sus hermanos, recayó sobre Abimelec, que los había asesinado, y sobre los de Siquén, cómplices en el asesinato.
Todo aquel día estuvo Abimelec atacando la» ciudad; al fin la conquistó, pasó a cuchillo a todos sus habitantes, la arrasó y la sembró de sal.
Así pagó Dios a Abimelec lo mal que se portó con su padre, asesinando a sus setenta hermanos.