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Jueces 16:6 - Nueva Biblia Española (1975)

Dalila le dijo a Sansón: Anda, dime el secreto de tu gran fuerza y cómo se te podría sujetar y domar.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que Dalila le dijo a Sansón: —Dime, por favor, qué te hace tan fuerte, y con qué podrían amarrarte sin que te liberes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Dalila preguntó a Sansón: 'Dime, te lo ruego, de dónde proviene tu fuerza extraordinaria. ¿Cómo se podría amarrarte y domarte?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Dalila dijo a Sansón: Te ruego me declares en qué consiste tu gran fuerza, y con qué podrías ser atado para doblegarte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dalila dijo a Sansón: 'Explícame cuál es el secreto de tu gran fuerza y con qué habría que atarte para tenerte sujeto'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser atormentado.

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Jueces 16:6
12 Tagairtí Cros  

Cuatro veces me mandaron a decir lo mismo y les contesté igual.


Sálvanos, Señor, que se acaba la lealtad, que desaparece la sinceridad entre los hombres:


Fosa profunda es la boca de la ramera, el enemistado con Dios caerá en ella.


Lengua embustera duplica los daños, boca que adula empuja a la ruina.


si la ramera busca una hogaza de pan, la casada va a la caza de una vida.


Con tantos discursos lo seduce, lo atrae con labios lisonjeros,


han desaparecido del país los hombres leales, no queda un hombre honrado; todos acechan para matar, se tienden redes unos a otros;


No se fíen del prójimo, no confíen en el amigo, guarda la puerta de tu boca de la que duerme en tus brazos;


Pero ella le estuvo llorando los siete días del convite. Al fin, el día séptimo -tanto le importunaba- le dijo la solución, y ella se la dijo a los de su pueblo.


Los príncipes filisteos fueron a visitarla y le dijeron: Sedúcelo y averigua en qué está su gran fuerza y cómo nos apoderaríamos de él para sujetarlo y domarlo. Te daremos cada uno mil cien siclos de plata.


Sansón le respondió: Si me atan con siete cuerdas humedecidas, sin dejarlas secar, perderé la fuerza y seré como uno cualquiera.