entre los descendientes que quedaban todavía de los amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos (pueblos que los israelitas no habían podido exterminar).
Jueces 1:27 - Nueva Biblia Española (1975) En cambio, Manases no logró expulsar a los vecinos del municipio de Beisán, ni a los del municipio de Taanac, ni a los del municipio de Dor, ni a los del municipio de Yiblán, ni a los del municipio Megido. Los cananeos siguieron en aquella región. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente La tribu de Manasés no logró expulsar a la gente que vivía en Bet-sán, Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa región. Biblia Católica (Latinoamericana) Manasés no pudo apoderarse de la ciudad de Bet-Seán ni de sus dependencias, ni tampoco de Tanac, de Dor, de Jibleam y de Meguido; los cananeos se mantuvieron firmes en ese territorio. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Manasés no desposeyó a los de Betseán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y a sus aldeas, ni a los habitantes de Dor y a sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y a sus aldeas, ni a los habitantes de Meguido y a sus aldeas, sino que los cananeos persistieron en habitar en aquella tierra. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tampoco Manasés logró conquistar Betsán y sus aldeas, ni Taanac y sus aldeas, ni a los habitantes de Dor, de Yibleán, de Meguidó y de sus respectivas aldeas, pues los cananeos consiguieron permanecer en esta región. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tampoco Manasés echó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitaban en Meguido y en sus aldeas; mas los cananeos quisieron habitar en esta tierra. |
entre los descendientes que quedaban todavía de los amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos (pueblos que los israelitas no habían podido exterminar).
En su tiempo, el faraón Necó, rey de Egipto, subió a ver al rey de Asiria, camino del Eufrates. El rey Josías salió a hacerle frente, y Necó lo mató en Meguido, al primer encuentro.
Al ver esto, Ocozías de Judá tiró por el camino de Casalhuerto. Pero Jehú lo persiguió, diciendo: ¡También a él! Lo hirieron en su carro, por la cuesta de Gur, cerca de Tibian. Pero logró huir a Meguido y allí murió.
¡Maldito quien ejecute con negligencia el encargo del Señor! ¡Maldito quien retenga su espada de la sangre!
cuando el Señor, tu Dios, los entregue en tu poder y tú los venzas, los consagrarás sin remisión al exterminio. No pactarás con ellos ni les tendrás piedad.
Y de media tribu de Manases: Taanac y sus ejidos, Granada y sus ejidos; dos pueblos.
Después que murió Josué, los israelitas consultaron al Señor: ¿Quién de nosotros subirá el primero a luchar contra los cananeos?
Pero la tribu de Judá no pudo expulsar a los jebuseos que habitaban Jerusalén; por eso han seguido viviendo hasta hoy en Jerusalén, en medio de Judá.
el hombre emigró al país de los hititas y fundó una ciudad: la llamó Almendral, nombre que conserva hasta hoy.
Sin embargo cuando Israel se impuso, no llegó a expulsarlos, pero los sometió a trabajos forzados.
Llegaron los reyes al combate, combatieron los reyes de Canaán: en Taanac, junto a las aguas de Meguido, no ganaron ni una pieza de plata.
Saúl y su ejército perdonaron la vida a Agag, a las mejores ovejas y vacas, al ganado bien cebado, a los corderos y a todo lo que valía la pena, sin querer exterminarlo; en cambio, exterminaron lo que no valía nada.
Colocaron las armas en el templo de Astarté y empalaron los cadáveres en la muralla de Beisán.