Replicaron los guardias: Nunca hombre alguno ha hablado así.
Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
—¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! —contestaron los guardias.
Los guardias contestaron: 'Nunca hombre alguno ha hablado como éste.
Los alguaciles respondieron: ¡Nunca un hombre habló° así!
Los guardias respondieron: 'Jamás hombre alguno habló como habla éste'.
Todos se declaraban en contra, extrañados de que mencionara sólo las palabras sobre la gracia y decían: Pero ¿no es éste el hijo de José?
Estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Pues ahí lo tienen hablando públicamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es éste el Mesías?
Oyeron los fariseos estos cuchicheos de la gente y, entonces, los sumos sacerdotes y los fariseos mandaron guardias a prenderlo.