prendado está el rey de tu belleza, ríndele homenaje, que él es tu señor.
Juan 20:28 - Nueva Biblia Española (1975) Reaccionó Tomás diciendo: ¡Señor mío y Dios mío! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás. Biblia Católica (Latinoamericana) Tomás exclamó: 'Tú eres mi Señor y mi Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomás le respondió: '¡Señor mío y Dios mío!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Tomás respondió, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! |
prendado está el rey de tu belleza, ríndele homenaje, que él es tu señor.
Tu trono, como el de un dios, permanece para siempre; cetro de rectitud es tu cetro real.
Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara: celebremos y festejemos su salvación.
Pues el Señor, por su cuenta, les dará una señal: Miren: la joven está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Dios con nosotros.
Su glorioso principado y la paz no tendrán fin, en el trono de David y en su reino; se mantendrá y consolidará con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.
Miren, yo envío un mensajero a prepararme el camino. De pronto entrará en el santuario el Señor que buscan; el mensajero de la alianza que desean mírenlo entrar -dice el Señor de los ejércitos-.
Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén llenos de alegría.
Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios.
Le dice Jesús: María. Ella se volvió y le dijo en su lengua: Señor mío (que equivale a 'Maestro').
Luego se dirigió a Tomás: Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.
Le dijo Jesús: ¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.
Pero éstas quedan escritas para que lleguen a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengan vida unidos a él.
para que todos honren al Hijo como lo honran a él. Negarse a honrar al Hijo, significa negarse a honrar al Padre que lo mandó.
Sin discusión, grande es el misterio que veneramos: El se manifestó como hombre, lo rehabilitó el espíritu, se apareció a los mensajeros, se proclamó a las naciones, se le vio en el mundo, fue elevado a la gloría.