Se adhirió al Señor, sin apartarse de él, y cumplió los mandamientos que el Señor había dado a Moisés.
Juan 14:21 - Nueva Biblia Española (1975) El que ha hecho suyos mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también ;lo amaré y le manifestaré mi persona. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Biblia Nueva Traducción Viviente Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él. La Biblia Textual 3a Edicion El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y Yo lo amaré, y me manifestaré a él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y también yo lo amaré y me manifestaré a él.' Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que tiene mis mandamientos, y los guarda, este es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. |
Se adhirió al Señor, sin apartarse de él, y cumplió los mandamientos que el Señor había dado a Moisés.
Que canten y se alegren los que desean mi victoria; los que desean la paz a tu siervo repitan siempre: '¡Grande es el Señor!',
Miren que llegan días -oráculo del Señor- en que haré una alianza nueva con Israel y con Judá:
el Señor, tu Dios, es dentro de ti un soldado victorioso que goza y se alegra contigo, renovando su amor, se llena de júbilo por ti,
Pero él repuso: Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!
El manifestará mi gloria, porque, para darles la interpretación, tomará de lo mío.
porque el Padre mismo les quiere, ya que ustedes me quieren de verdad y creen firmemente que yo salí de junto a Dios.
-yo identificado con ellos y tú conmigo- para que queden realizados alcanzando la unidad, y así conozca el mundo que tú me enviaste y que les has demostrado tu amor como me lo has demostrado a mí.
y lo vi a él, que me decía: 'Date prisa, vete en seguida de Jerusalén, porque no van a aceptar tu testimonio acerca de mí'.
Y nosotros, que llevamos todos la cara descubierta y reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; tal es el influjo del Espíritu' del Señor.
pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del seno de las tinieblas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro del Mesías.
Si escuchas y obedeces los preceptos que yo te mando hoy, amando al Señor, tu Dios, y sirviéndole con todo el Corazón y con toda el alma,
Te amará, te bendecirá y te hará crecer: bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tus tierras; tu trigo, tu mosto y tu aceite; las crías de tus vacas y el parto de tus ovejas, en la tierra que te dará como prometió a tus padres.
Y que ese mismo Señor nuestro, Jesús Mesías en persona y Dios nuestro Padre, que nos demostró su amor dándonos graciosamente un ánimo indefectible y una magnífica esperanza,
quien habla de estar con Dios tiene que proceder como procedió Jesús.
Miren qué magnífico regalo nos ha hecho el Padre: que nos llamemos hijos de Dios; y además lo somos. La razón de que el mundo no nos reconozca es que no ha reconocido a Dios.
Y amar consiste en esto: en proceder conforme a sus mandamientos. Como lo oyeron ustedes desde el principio, éste es el mandamiento que debe regir nuestra conducta.
Quién tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que salga vencedor le daré maná escondido y le daré también una piedra blanca; la piedra lleva escrito un nombre nuevo que sólo sabe el que lo recibe.
Dichosos los que lavan su ropa para tener derecho al árbol de la vida y entrar por las puertas de la ciudad.
Mira que estoy a la puerta llamando: si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.