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Josué 2:4 - Nueva Biblia Española (1975)

Ella, que había metido a los dos hombres en un escondite, respondió: Es cierto,, vinieron aquí; pero yo no sabía de dónde eran.

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Biblia Reina Valera 1960

Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Rahab, quien había escondido a los dos hombres, respondió: «Es cierto, los hombres pasaron por aquí, pero yo no sabía de dónde venían.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero la mujer escondió a los hombres y respondió: 'Esos hombres que llegaron a mi casa'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero la mujer ya había tomado a los dos hombres y los había ocultado. Ella pues respondió: Verdad es que los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero la mujer tomó a los dos hombres, los escondió y dijo luego: 'Es cierto que han llegado a mi casa unos hombres, pero yo no sabía de dónde eran.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero la mujer había tomado los dos hombres, y los había escondido; y dijo: Verdad que hombres vinieron a mí, mas no supe de dónde eran.

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Josué 2:4
9 Tagairtí Cros  

y éste les dijo: No es éste el camino ni es ésta la ciudad. Síganme, yo los llevaré hasta el hombre que buscan. Y se los llevó a Samaria.


Contestaron al Faraón: Es que las mujeres hebreas no son como las egipcias: son robustas y dan a luz antes de que lleguen las parteras.


Lo mismo vale de Rajab la prostituta: ¿no se la rehabilitó por sus obras?, ¿por acoger a los mensajeros y hacerlos salir por otro camino?


El rey de Jericó mandó decir a Rajab: Saca a los hombres que han entrado en tu casa, porque han venido a reconocer todo el país.


Y cuando se iban a cerrar las puertas al oscurecer, ellos se marcharon, no sé adonde. Si salen en seguida tras ellos, los alcanzarán.


Esta ciudad, con todo lo que hay en ella, se consagra al exterminio en honor del Señor. Sólo han de quedar con vida la prostituta Rajab y todos los que estén con ella en casa, porque escondió a nuestros emisarios.


Josué perdonó la vida a Rajab, la prostituta, a su familia y a todo lo suyo. Rajab vivió en medio de Israel hasta hoy, por haber escondido a los emisarios que envió Josué a explorar Jericó.